El Gobierno de Castilla-La Mancha ha iniciado el expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la cetrería, en su calidad de bien inmaterial, englobando en ella tradiciones, expresiones orales, usos sociales, prácticas, conocimientos y técnicas artesanales.
La Consejería de Educación, Cultura y Deportes ha publicado hoy en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha la resolución de la Dirección General de Cultura por la que se inicia el expediente para declarar BIC la cetrería y se abre un periodo de información pública de un mes, a partir de mañana, para presentar alegaciones.
Como arte cinegético tradicional que consiste en cuidar y adiestrar aves de presa para cazar animales silvestres en su medio natural, la práctica de la cetrería tiene más de cinco mil años de antigüedad y hoy día sigue practicándose en más de 70 países.
En España algunas fuentes apuntan a que la practicaban los celtíberos en el siglo III antes de Cristo, aunque está más datada con la llegada de los visigodos y, posteriormente, con la conquista musulmana, según recoge la resolución de la Dirección General de Cultura.
Félix Rodríguez de la Fuente

La cetrería alcanzó su apogeo a lo largo de la Edad Media y entró en declive, en Europa, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, aunque a lo largo del pasado siglo XX se fue consolidando la cetrería moderna en España con figuras como Félix Rodríguez de la Fuente.
La cetrería está cargada históricamente de símbolos, entre ellos ‘El tributo del Halcón Maltés’, que el emperador Carlos V impuso a la Orden de Malta a cambio de la cesión de la soberanía de la Isla de Malta.
Esta Orden debía entregar anualmente, coincidiendo con la fiesta de Todos los Santos, un halcón entrenado para la cetrería al reino de España, tradición que recuperó en 2005 el Real Gremio de Halconeros de España, que es la asociación heredera de los antiguos maestros de la cetrería.
En Castilla-La Mancha se documenta una representación cetrera en el pórtico de la iglesia de Beleña de Sorbe (Guadalajara) y también recoge la cetrería la portada de la primera edición del Quijote. EFEVERDE
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