El impacto negativo que ejerce el transporte por carretera en el medio ambiente es motivo de preocupación, tanto en la sociedad en general como dentro del propio sector.
En España, según el ‘Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero’ (GEI), en 2021 esta actividad supuso un 28% del total de emisiones de CO2, registrando además un incremento del 15,2% respecto a 2020 (resultado de la vuelta a la normalidad tras las medidas de restricción a la movilidad derivadas de la pandemia por COVID-19).
Las empresas del sector están cada vez más concienciadas con la necesidad de transformar su modelo de gestión para reducir su huella de carbono, y en este contexto ha surgido una tendencia conocida como logística verde (green logistics), o eco-logística, que, de la mano de la tecnología, rediseña los procesos de las diferentes áreas de la cadena de suministro (transporte, distribución, almacenaje, etc.) con el objetivo de minimizar el impacto de su actividad en el entorno.
La respuesta más obvia al reto de la logística verde sería la sustitución de la flota de vehículos de transporte propulsados por combustibles fósiles por otros basados en energías no contaminantes.
Sin embargo, en este aspecto hay factores que escapan a la voluntad de los profesionales del sector, como la evolución de la tecnología: aún no existen tráileres eléctricos o híbridos que, por autonomía, puedan destinarse al transporte de mercancías en larga distancia, la red de puntos de recarga es insuficiente y el precio de los nuevos vehículos es inasequible para muchos transportistas.
En lo que respecta a los desarrollos tecnológicos específicos, necesitamos confiar en la rápida evolución de esta industria, pero si hablamos de desembolsos para invertir en vehículos menos contaminantes, medidas como las que recoge el Programa de transformación de flotas del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana anunciado el pasado mes de noviembre, son imprescindibles para acometer la renovación del parque de camiones.
Este plan destinará hasta 400 millones de euros a ayudas a la adquisición de vehículos nuevos con energías bajas en carbono, que complementará con la instalación de puntos de recarga.
La Inteligencia Artificial como solución
Una manera de reducir las emisiones de CO2 del transporte de mercancías de forma directa, y que podemos poner en marcha de inmediato, es buscar la máxima eficiencia en los procesos mediante tecnologías avanzadas como el análisis de datos (Business Intelligence y Big Data) o la Inteligencia Artificial (IA).
Estos sistemas permiten, entre otras cosas, la optimización de rutas y cargas, lo que minimiza los kilómetros recorridos en vacío por los transportistas y, con ello, se evitan emisiones innecesarias de CO2.
Además, también se traduce en un ahorro de costes para los clientes, por lo que el beneficio se multiplica.
Reducir los kilómetros en vacío es una actividad crítica, ya que, de acuerdo con el Observatorio de la actividad del transporte de mercancías por carretera en vehículos pesados, los últimos datos disponibles de 2022 apuntan que el porcentaje de los kilómetros recorridos en vacío supuso en torno al 39,5% del total.
En nuestro caso, aplicando tecnología especializada a la gestión de cargas hemos conseguido reducir en un 25% la distancia recorrida en vacío por nuestros transportistas respecto a la media del sector.
La IA juega un papel importante en la asignación de cargas. Esta tecnología permite ofrecer a cada transportista las rutas que mejor se adapten a él, teniendo en cuenta factores como el lugar donde “duerme” el camión, la disponibilidad de trabajo del conductor o las características del propio vehículo.
Por medio de algoritmos es posible proponer al conductor la ruta más eficiente para limitar el consumo de combustible y las emisiones de CO2. Y gracias al machine learning, se puede detectar si el envío tiene encaje en las rutas ya planificadas, lo que permite optimizar aún más el trayecto.
La IA también facilita el agrupamiento de las cargas por áreas o ciudades, y permite dar prioridad a los vehículos más ecológicos a la hora de asignar los envíos.
Durante la ruta, la monitorización en tiempo real y el procesamiento posterior de los datos permiten calcular tanto las emisiones de GEI generadas como las evitadas.
En definitiva, no podemos controlar los avances que sin duda se producirán en el campo de vehículos y combustibles menos contaminantes, pero sí hay muchas medidas que podemos implementar ya de la mano de la tecnología para avanzar hacia la logística verde, aumentando la eficiencia del transporte de mercancías por carretera y disminuyendo su huella ambiental.
(*) Samuel Fuentes es director de Estrategia de Ontruck.
Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde
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