El debate sobre el impacto en la calidad del aire de quemar biomasa sólida ha sido constantemente ignorado por la Comisión Europea al revisar la política de la Unión Europea (UE) en materia de energía renovable. Pero aún estamos a tiempo para que el Parlamento Europeo rectifique esta situación, asegura Linde Zuidema, experta en bioenergía de la ONG FERN, en una tribuna para EURACTIV, socio de EFE/EFEverde
La dependencia de la Unión Europea (UE) de quemar biomasa sólida -la mayor parte madera- para alcanzar sus objetivos de energía renovable no tiene ningún sentido desde el punto de vista medioambiental. Daña al clima y hace daño a los bosques y a la biodiversidad.
Por ello, la oposición a esa práctica se ha extendido mucho el año pasado entre la opinión pública y la comunidad científica europea.
La semana que viene (15-19/1/2018) el Parlamento Europeo votará sobre una propuesta de revisión de la Directiva de Energía Renovable, la cual determinará el futuro del uso de la biomasa en la UE. Si se aprueba, ello significará de manera inevitable que se sigan quemando enormes cantidades de biomasa, sobre todo en forma de madera.
Pero además del desastroso impacto que ello supondría para el clima, hay otra razón por la cual habría que oponerse firmemente a cualquier legislación que incremente la quema de biomasa para (por ejemplo) calefacción y electricidad.
Y se trata de una razón que -hasta la fecha- se ha ignorado ampliamente.
Cáncer y enfermedades respiratorias, el “precio” sanitario de la quema de biomasa
Una nueva investigación para FERN a cargo del doctor Mike Holland, un reconocido experto independiente en cuestiones de contaminación del aire, revela el peligroso coste que tiene para la salud de los ciudadanos de la UE la quema de biomasa sólida.
Las conclusiones de la investigación indican que decenas de miles de ciudadanos de la UE mueren prematuramente cada año a consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica procedente de la quema de biomasa sólida.
Otros impactos nocivos incluyen: cáncer, problemas cardiovasculares y respiratorios, ataques de asma y multitud de jornadas laborales perdidas debidas a bajas por enfermedad.
La investigación del doctor Holland se centró en el estudio de 27 plantas de generación de energía a partir de la quema de biomasa sólida en la UE, sobre las cuales existían datos.
Diez de esas plantas eran antiguas instalaciones de generación eléctrica de carbón que fueron reconvertidas para funcionar con biomasa o para que funcionaran de manera mixta, con biomasa o carbón. Las otras 17 plantas fueron construidas desde el inicio para que funcionaran con biomasa.
Un elevado impacto humano y financiero por la quema de biomasa
Las antiguas plantas de carbón fueron responsables del grueso de los impactos negativos en la salud, debido a factores que incluían su mayor tamaño y los -por lo general- mayores niveles de emisiones nocivas de azufre, las cuales estaban parcialmente vinculadas a la quema continuada de carbón en las plantas de generación mixta.
El análisis del doctor Holland señala que más de 1.300 personas fallecen anualmente de forma prematura a consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica procedente de las 27 plantas analizadas.
Medidas en términos financieros, los costes sanitarios derivados de la quema de biomasa para la generación de energía se cuentan por miles de millones de euros cada año, con costes sanitarios vinculados con las emisiones de las antiguas plantas de carbón y de las plantas de generación mixta que se elevan a 137.000 euros anuales -de media- por cada megavatio de capacidad eléctrica instalada.
Las inversiones en generación energética son de largo plazo. Por ello, una vez que se construye una planta lo más probable es que siga operativa durante varias décadas, con esos efectos nocivos en la salud perpetuándose durante todo ese tiempo.
El informe del doctor Holland también analiza la evidencia del impacto que tiene la contaminación del aire en la salud derivada del uso de biomasa en las calefacciones de las viviendas en la UE.
El uso de biomasa para la calefacción en los hogares y sus impactos nocivos
Esta práctica se ha extendido sobre todo en los últimos años, impulsada en parte por políticas de energía renovable, pero también debido a que la madera es, a menudo, más barata que los combustibles alternativos para calefacción como el carbón y el gasóleo.
La quema doméstica de biomasa aumentó a consecuencia de la crisis económica de 2008 en la UE.
Un estudio de Sigsgaard y de otros expertos calcula que la exposición al humo procedente del uso doméstico de biomasa se tradujo en 40.000 fallecimientos en toda la UE en 2014. Y los autores del informe dicen que se trata de una cifra conservadora.
El doctor Holland amplía el análisis de Sigsgaard hasta obtener una visión más amplia sobre el tenor de los impactos en la salud derivados de la quema de biomasa para uso doméstico. En un solo año, calcula que además de las 40.000 muertes en toda la UE, se produjeron más de 130.000 casos de bronquitis, más de 20.000 ingresos hospitalarios por problemas respiratorios y cardíacos, un millón de días con síntomas de asma en niños con edades comprendidas entre los 5 y los 19 años, 43 millones de jornadas (laborales) con actividad restringida, y 10 millones de jornadas de trabajo perdidas. Todo ello debido a la exposición a partículas finas procedentes de emisiones domésticas de biomasa.
La biomasa no compite contra los combustibles sólidos
En el debate sobre la revisión de la Directiva de Energía Renovable, algunos comparan la contaminación atmosférica provocada por la quema de biomasa con la (contaminación) procedente de los combustibles fósiles. Pero la biomasa no compite contra los combustibles fósiles para llenar el hueco que existe entre los actuales y los deseados niveles de generación de energía renovable: compite contra otras tecnologías renovables, que podrían ofrecer una solución con costes externos sensiblemente menores.
A pesar de todo, el debate sobre el impacto que tiene quemar biomasa sólida para la calidad del aire ha sido sistemáticamente ignorado por parte de la Comisión Europea a la hora de revisar la política de la UE en energía renovable.
El Parlamento Europeo todavía está a tiempo de rectificar
Teniendo en cuenta el efecto drástico que la quema de la biomasa tiene en la salud de los ciudadanos -además de en bosques y el clima- el Parlamento Europeo debe abandonar su (política) actual, concretamente acabando con su apoyo a la reconversión de centrales de (generación de energía) de carbón en centrales de biomasa y para quemar biomasa en centrales muy ineficaces.
Sólo así, la UE tendrá una política de energía renovable que respete a la vez el clima y la salud de sus ciudadanos.
(*) Linde Zuidema, experta en bioenergía de la ONG FERN
Para saber más:
Versión española: Fernando Heller /EuroEFE
Esta tribuna se publica de forma simultánea en Euroefe y @cdoverde de @EFEverde
(Las opiniones vertidas en esta tribuna reflejan exclusivamente la posición de su autora y no pueden ser atribuidas a EuroEFE.euractiv.es ni a ninguno de los asociados de la red europea de EurActiv ni a la agencia EFE).
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