Los árboles son mucho más importantes de lo que parece para la salud humana. Distintos expertos han dejado claro que funcionan como una auténtica farmacia natural, no sólo por las sustancias que segregan y pueden usarse para distintos preparados médicos, sino porque su simple presencia disminuye varios tipos de afecciones como las enfermedades respiratorias o la depresión. Una antigua sentencia dice que uno, en la vida, debería al menos plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Lo más sencillo, y lo más útil para todos, es sin duda lo primero. Ojalá todos pudiéramos plantar (y cuidar) muchos árboles.