El centro tecnológico de Cataluña Eurecat ha desarrollado una nueva generación de algoritmos de Inteligencia Artificial (IA) para minimizar los efectos de la cada vez mayor presión que soportan las redes de agua, lo cual se ha convertido en una de las causas del descenso de las reservas hídricas disponibles.
Según ha explicado el director de la Unidad de Sistemas de Gestión Inteligentes del Eurecat, Gabriel Anzaldi, en los últimos años, "se ha registrado una presión creciente" en las redes de agua, un hecho derivado de "varios factores críticos", como la eficiencia operativa, el crecimiento demográfico, la degradación de las infraestructuras y el cambio climático.
La nueva generación de algoritmos de Inteligencia Artificial, combinada con la gran cantidad de datos proveniente de múltiples fuentes, está habilitando "sistemas capaces de adaptar sus decisiones en tiempo real, en base a la información percibida en cada momento" para mitigar esta problemática, ha indicado el experto.
Gracias a estos avances, según Anzaldi, los gestores de agua "pueden adaptar sus decisiones en función de la evolución de cada escenario hídrico en cada momento", al tiempo que "aprenden y evolucionan con el sistema".
Para ello, Eurecat está trabajando en integrar múltiples cadenas de valor de datos entre diferentes sectores (agua, energía, salud) y en sistemas de analítica de datos avanzada que "posibilitan razonamientos similares a los humanos".
Otros proyectos
Anzaldi ha dicho que, con este fin, el centro ha aprovechado su experiencia en múltiples proyectos de investigación europeos de referencia que tienen en común la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión del agua, como WatERP, WIDEST, INNOQUA, SIM4Nexus y STOP-IT.
Eurecat es una organización que agrupa empresas, centros de investigación y proyectos europeos que trabajan con tecnologías digitales destinadas a optimizar la gestión del agua, además de uno de los líderes del clúster ICT4Water.
Con esta nueva tecnología es posible facilitar la toma de decisiones y adaptarla a las condiciones particulares, como podría ser la detección de una fuga de red en tiempo real, y la asignación de los medios para repararla, la alerta a otros servicios (movilidad, sanitarios, etc.) y la interacción con la ciudadanía.
