EFEVERDE.- La Asociación Ojos del Guadiana Vivos, formada por científicos, técnicos y ecologistas, considera que el sistema hidrológico del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), ha sufrido tantas modificaciones y agresiones en los últimos años que dista mucho de asemejarse a lo que un día fue.
Alberto Celis, miembro de esta asociación formada por investigadores, científicos, técnicos y ecologistas, ha asegurado a Efe que se da la paradoja de que este humedal, en la práctica no lo es, hasta el punto de que su funcionamiento natural ha sido sustituido por un sistema tipo embalse.
Estas, ha dicho, “son las consecuencias de una gestión ingenieril de un espacio natural único en la península ibérica”.
Celis, que ha participado en una Conferencia Internacional organizada por la Universidad de Alcalá, con motivo del Día Mundial del los Humedales, ha apuntado que, pese al último ciclo de lluvias, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel “no ha recuperado la biodiversidad que cabría esperar de su buen estado hídrico”.
Ha recordado que Las Tablas de Daimiel eran “el destino de las aguas anastomosadas de la Cuenca Alta del Guadiana, antes de seguir camino de Extremadura”.
Cuando la escasez de precipitaciones sometía a los ríos manchegos a fuertes estiajes, el agua de los ojos permitía que el humedal permaneciera en buena situación hídrica durante todo el año, lo que la clave para el encharcamiento continuo de la zona.
A partir del siglo XVIII, ha indicado, diferentes proyectos de desecación intentaron cultivar la zona tras las obras de drenaje, sin embargo fue a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970, cuando la Mancha Húmeda se vio abocada a su casi completa desaparición con la canalización de los ríos y el aumento del consumo del agua subterránea, en su mayoría, con fines agrícolas.
La sobreexplotación
Las consecuencias de la sobreexplotación de las masas de agua subterránea no se harían esperar y ya en 1977 los Ojos del Guadiana apenas manaban.
Con su definitiva desaparición en los 80, el sistema se descolgaba del acuífero, al mismo tiempo que aumentaban las hectáreas destinadas al regadío.
La construcción en 1985 de la presa de Puente Navarro, construida a la salida del río de las Tablas con la intención de retener el poco caudal que llegaba, supuso el primer paso hacia la ‘pantanización’ del humedal.
Para detener el deterioro fue elaborado un Plan de Regeneración Hídrica, que incluyó la construcción de la presa el Morenillo, en el corazón del parque, con el fin de retener el agua procedente de trasvases desde la cuenca del Tajo.
El humedal pasaba así de ser un sistema fluvial en el que el agua subterránea descargaba a la superficie, a un embalse donde el agua se infiltraba en el subsuelo, ha precisado Celis.
La pérdida actual de biodiversidad del humedal es fruto del largo periodo en el que Las Tablas de Daimiel lleva en coma, de la “nefasta” gestión de los recursos subterráneos y de la transformación del humedal en un embalse de recarga, con la construcción de hasta cuatro presas, que según Celis, “son las responsables de la situación actual”.
A su juicio, el futuro del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, solo se puede sustentar si en el futuro inmediato se orienta la gestión del agua a la conservación de toda la cuenca alta del Guadiana.
Según Celis, solo de esta forma se podría recuperar el sistema hidrológico de ríos, humedales y acuíferos y se daría un paso importante en revertir la situación de un parque nacional “artificializado hasta el exceso”. EFE
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