El conocido “tiempo fallero” se caracteriza por temperaturas diurnas más altas, que alcanzan valores próximos a los 20 grados, y mínimas que se quedan en los 10, según un análisis de la Aemet en el periodo comprendido entre 1938 y 2013.
Estas condiciones durante las Fallas, desde mañana hasta el día 19, marcan el final del invierno y parece indicar el principio de la primavera.
De acuerdo con este estudio, durante estas fiestas se produce el cese de los vientos terrales en Valencia y las probabilidades indican que los días relativamente frescos dejan paso a jornadas cálidas.
Con la llegada de la primavera y en días estables, a partir de mediodía se establece habitualmente el régimen de brisas predominante.
El estudio climático demuestra que los cinco días de Fallas suelen librarse de la lluvia, no se produjeron precipitaciones en 38 de los 76 años analizados, llovió levemente en un tercio de ellos y dos o tres días el 17 % restante.
Uno de los años más recordados debido al mal tiempo fue 1989, hace 25 años, cuando llovió tres de los cinco días de manera continua, aunque dejó de llover antes de la cremà.
En relación al viento, durante esta semana suelen predominar las brisas, con cielos poco nubosos y temperaturas elevadas.
La sensación en los días de brisa es de ambiente fresco por la tarde debido a que este viento, en los últimos días del invierno, se desliza sobre un mar Mediterráneo relativamente frío.
Aunque, según el estudio, años como el 2001, 2007 y 2011 estuvieron caracterizados por algún día con viento de poniente, y rachas que en horas centrales del día llegaron a superar los 60 kilómetros por hora. EFE