EFEverde.- Un árbol envejecido pierde su capacidad de dar sombra, atenuar el ruido, reducir la contaminación y, además, supone un riesgo para los peatones, por lo que es mejor talarlos.
Así lo ha explicado a EFE la jefa de Unidad de Conservación de Zonas Verdes del Ayuntamiento de Madrid, María Sánchez, que se muestra a favor de desarrollar más campañas de podas para “equilibrar el peso de las ramas y evitar de ese modo futuros problemas para los peatones”.
Sánchez ha comentado que el árbol urbano puede convertirse en un elemento de riesgo cuando no se sustituye.
“El primer paso que hay que dar es concienciar a la ciudadanía sobre los beneficios que implica su renovación (tala)”.
Uno de los problemas en el tratamiento del arbolado en España es considerarlo “un elemento decorativo y se olvida que necesita de unos cuidados específicos realizados por profesionales”.
También ha recordado que la tradicional finalidad de la poda era “optimizar el árbol para que diese mejores frutos”, debido a la tradición agrícola española, y esto último “no se puede trasladar al árbol ornamental de la calle porque requiere de más atención”.
Como especies más conflictivas María Sánchez ha señalado al chopo y al olmo por su madera “quebradiza” y su crecimiento de estructuras “desproporcionadas”, lo que ocasiona problemas a la hora de elegir el lugar donde plantarlo y ha recomendado acotar los espacios urbanos a su tamaño.
Otro de los problemas es la plantación de “excesivos” árboles en el área urbana, lo que no significa que sea una ciudad “más verde” puesto que la finalidad de poblar las calles con estas especies está ligada a reducir la contaminación o aportar sombra y “no puede considerarse un elemento decorativo”. EFEverde