Madrid, (EFE).- El árbol de Navidad se ha consolidado como un elemento cultural de las fiestas navideñas y, ante la duda de si optar por uno natural o por uno artificial, los ingenieros de Montes recomiendan decantarse por el primero porque, entre otras razones, su cultivo ayuda a fijar población en los entornos rurales.
Para el decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, la calidad estética y la sensación de proximidad a la naturaleza que ofrece un árbol natural nunca podrán ser replicadas por un producto de plástico.
En cuanto al sentimiento de lástima que pueda generar el pensar en que se ha talado un árbol, “lo primero que tenemos que saber es que ese árbol no viene del bosque, sino que es cultivado y ese cultivo es comprable con cualquier otro cultivo agrícola y nadie se preocupa de comer una lechuga o un tomate”, ha añadido.
Esos cultivos (mayoritariamente abetos), ha subrayado, están ubicados en zonas de montaña en las que los campos agrícolas tienen muy pocas oportunidades dado que la gente ha emigrado por falta de actividad e ingresos.
“Por lo tanto, consumiendo esos árboles, generamos un retorno a esas zonas y evitamos que los últimos campos se abandonen. En definitiva, producimos un continuo de bosque, mantenemos la biodiversidad y fijamos población”, ha aseverado.
Respecto a qué hacer con el árbol una vez pasadas las fiestas, Rojas ha recordado que los ayuntamientos tienen sistemas de recogida que permiten replantarlos o valorizarlos, ya sea como combustible o para fabricar mulching (acolchado para impedir las malas hierbas o mantener la humedad y reducir así el consumo de agua).
Además, a la hora de elegir hay que pensar en que aunque un árbol del plástico dure más años tiene un complicado reciclaje y para su producción se han generado emisiones y un consumo de petróleo absolutamente innecesarios “cuando tenemos una alternativa natural”.
[box type=”shadow” ]Según datos de los Cultivadores de Árboles de Navidad Asociados de Cataluña (CANAC), el 90 % de los abetos de Navidad que se producen y comercializan en la península ibérica proceden del macizo Monsteny-Guilleries, el mayor suministrador del sur de Europa y ubicado entre las provincias de Barcelona y Girona. [/box]CANAC reúne a una treintena de empresas dedicadas al cultivo de abetos, todos ellos producidos de forma cien por cien ecológica y mediante procesos agrícolas respetuosos con el medio ambiente, según consta en su página web.
Su venta aumenta un 15 %
La venta de abetos naturales cultivados en España para Navidad ha aumentado un 15 % respecto al año anterior, según datos de la Federación de Viveristas de Cataluña, que atribuye este avance al crecimiento generalizado registrado por el sector de flor y planta viva debido a que, tras la covid, los consumidores están más tiempo en casa y hay más interés en decorar el hogar.
Se trata de un producto natural que no se extrae del bosque sino de viveros, por lo que su uso no contribuye a la deforestación. Son árboles cultivados durante años para su venta bajo una regulación específica en explotaciones respetuosas con el medio ambiente, que consumen CO2, sirven de cortafuegos y dinamizan la economía local, ha destacado el presiente de la federación, Josep María Pagés.
Tras su uso son cien por cien reciclables y a los beneficios que aportan al medio ambiente, hay que sumar el bienestar que provocan en las personas por su belleza, textura y olor.
Para disfrutar de un abeto de Navidad es fundamental elegir un árbol fresco y ubicarlo lejos de chimeneas, radiadores o salidas de aire caliente.
Además, antes de colocar la decoración es conveniente mantenerlo dentro de un cubo de agua y, una vez decorado, humedecerlo a diario, siempre con atención y cuando las luces o decoraciones lumínicas del abeto estén apagadas y desconectadas. EFE
atm