La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) destaca el potencial de los bosques y los humedales como sumideros de CO2 -uno de los gases que alimentan el calentamiento global- pero advierte de que el almacenamiento de carbono debe considerar posibles impactos en la biodiversidad o en los servicios ecosistémicos.
Así lo ha puesto de manifiesto un estudio publicado hoy por la AEMA, en el que señala que los bosques absorben “tres veces más dióxido de carbono” que los humedales y las tierras de cultivo -que han demostrado tener la menor capacidad de almacenamiento-, mientras que los ecosistemas marinos atrapan el 93 % de este gas invernadero.
Sin embargo, mientras que las tasas de retención de los humedales son “relativamente bajas“, pueden acumular CO2 durante “décadas e incluso siglos”, asevera la AEMA, lo que explica “su gran capacidad de almacenamiento, que por término medio supera a todos los demás hábitats”.
En todo caso, “habrá que considerar cuidadosamente las sinergias, pero también las compensaciones, para asegurarse de que los objetivos de conservación y restauración de la naturaleza y las acciones de mitigación del clima no actúen unos contra otros”, advierte la AEMA
El documento, en el que también ha participado la Universidad de Wageningen (Países Bajos), avisa de que el uso de los ecosistemas europeos como sumideros naturales de dióxido de carbono es “más complejo” de lo que se pensaba, y que su efectividad depende no solo del tipo de hábitat, sino también del lugar en el que se encuentra.
Así, si bien los bosques “pueden absorber más dióxido de carbono” que el resto de ecosistemas terrestres examinados, “se han registrado muchas diferencias según la ubicación del bosque en cuestión”. EFEVerde