En los bosques serranos de la Península Ibérica existe la mayor densidad de Azor común, un ave que planea con habilidad. La hembra es más corpulenta que el macho. Ella alimenta a los polluelos. Lo cuenta Mónica F. Aceytuno en un nuevo microespacio.
¿Qué está pasando en la Naturaleza?
En los bosques serranos del centro de la Península Ibérica
como en este bosque filmado en la Comunidad de Madrid,
está ahora mismo la que es probablemente la mayor densidad de azor común.
Cuando vuela,
se ve un ave muy clara
que planea con habilidad por entre las ramas,
esas alas verdes
que a cambio de no poder volar,
alojan al menos al azor.
Sobre un nido que parece la plataforma de una casa en un árbol,
lleva el alimento la hembra, mucho más corpulenta que el macho,
mientras los pollos han empezado a emplumarse estos días,
y a observarlo todo.
Un requisito indispensable
es que haya agua cerca,
para mojarse
ese pecho de plumas blancas
que parecen pintadas con barro.
Los pollos no han visto todavía más luz que la del sol
hecha trizas por la sombra.
No será hasta el otoño cuando sepan que existe un cielo sin hojas.
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Microespacio nº 15 Azor Común (Accipiter gentilis)