Los bancos europeos “no están preparados” para afrontar los nuevos retos climáticos, según se desprende del informe ‘Dificultades de los bancos europeos a la hora de informar sobre el riesgo climático’, elaborado por el equipo de instituciones financieras de Scope Ratings.

Así lo ha explicado a Efe el director adjunto de Scope Ratings, Nicolas Hardy, quien cree que las entidades bancarias deberán enfocarse este año en “optimizar la divulgación de información relacionada con los factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG)”.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]Además, los bancos deberán adoptar durante este 2022 dos nuevas regulaciones con el objetivo de mejorar la obtención de datos, identificar las dificultades y aumentar la concienciación, así como ayudar a comprender y gestionar su exposición a los riesgos climáticos.[/box]En primer lugar, en los procesos de revisión y evaluación se ha incorporado una prueba de resistencia o estrés climático, a cargo del Banco Central Europeo (BCE).
Asimismo, la Autoridad Bancaria Europea, encargada de garantizar “una regulación y supervisión cautelar y eficaz”, ha añadido nuevas normas para ampliar la información relativa a los indicadores de riesgo ASG del pilar 3.
El pilar 3 corresponde a una iniciativa reguladora en relación a los requisitos de divulgación de la información, que “pretende aumentar la eficiencia de la información y reforzar la disciplina del mercado, mediante el desarrollo de un marco global, con información coherente y comparable”.
Si bien estas nuevas propuestas “arrojarán luz sobre un tema de creciente importancia y suponen un avance muy positivo”, no están exentas de “trabas y retos”, ha asegurado Hardy.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]Según Hardy, entender cómo están expuestos los bancos, de forma directa o indirecta, al riesgo climático y de qué forma pueden gestionarlo es un tema “bastante nuevo”, que “aún está en vías de desarrollo”.[/box]Uso intensivo del agua o edificios expuestos a inundaciones
Un ejemplo de este riesgo pueden ser las industrias que hacen un uso intensivo del agua y que pueden verse perjudicadas en caso de sequías más frecuentes, lo que dificultaría a los prestatarios la capacidad para devolver los préstamos, o los edificios expuestos a inundaciones habituales, que podrían influir en el valor de las garantías tomadas por los bancos para asegurar los préstamos.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]Otro gran reto, según Hardy, es comprender que las implicaciones del cambio climático “tardan en materializarse” y el plazo “es mucho más largo para el riesgo climático que para el riesgo de crédito tradicional”.[/box]Los bancos, apunta Hardy, se han transformado en herramientas políticas porque contribuyen a la financiación de la transición hacia una economía menos contaminante y pueden concienciar a sus clientes sobre el riesgo climático y la necesidad de adaptarse e invertir, pero esto “puede llevar a estrategias de evasión”.
Por último, Hardy ha expresado su deseo por que estas propuestas “se realicen de forma regular en el futuro, y que el marco de divulgación se revise y amplíe cada año”, ya que se trata de un “claro ejercicio de aprendizaje”. EFEverde
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