Foto de la tortuga boba impregnada de fuel: primera víctima del Oleg Naydenov. EFE/Seprona GC

Imagen de una tortuga boba nadando

CIENCIA BIODIVERSIDAD

Desvelando los misterios de la tortuga boba a través de un ejemplar que nidificó en Tarragona

Publicado por: Caty Arévalo 31 de agosto, 2014 Tarragona

La Universidad de Barcelona analizará muestras genéticas de la tortuga boba que nidificó en la playa de la Arrabassada de Tarragona el lunes, gracias a que los huevos se trasladaron a una playa virgen del Delta del Ebro, con el fin de conocer la procedencia de la madre y detalles de esta escurridiza especie.

Ahora son 89 huevos de tortuga boba (Careta careta) depositados -en el mismo orden y posición en el que fueron puestos a medianoche en la arena mojada de la Arrabassada- en un rincón del Delta que solo conocen los Agentes Rurales de la Generalitat de Cataluña.

Pero entre octubre y noviembre nacerán las crías y gracias a los restos que dejen -huevos que no eclosionen, cáscaras, ejemplares que mueran- se podrá saber algo más de este animal protegido en peligro de extinción y lleno, aún, de lagunas para los biólogos marinos.

Así lo esperan Manel Gazo, director del organismo de conservación marina Submon e investigador del Instituto de Biodiversidad Animal de la Universidad de Barcelona (IRBio-UB), y Mari Luz Parga, veterinaria de Submon especializada en tortugas, que participaron en el rescate del nido.

El análisis genético permitirá saber si la madre proviene de la zona americana de Florida o del este del Mediterráneo, las dos grandes áreas propias de esta especie, y ayudará a comprender mejor el comportamiento de este animal escurridizo para los científicos.

Criterios

Varias teorías intentan explicar los criterios que sigue la tortuga boba para elegir dónde pone los huevos, pero ninguna de ellas se impone por encima de los demás, matizan ambos expertos.

Una de las hipótesis es que vuelven a la misma playa donde nacieron, lo que complica las explicaciones en el caso tarraconense porque ni siquiera es una área propia de reproducción de estas tortugas, situada entre Grecia, Turquía y el norte de África en el caso mediterráneo.

Sin embargo, aunque sea un caso curioso, no es inusual, ya que constan varios precedentes en los últimos años en Castellón, Costa Brava y Baleares, y dos intentos este mismo año en el litoral catalán.

La playa de Tarragona, lejos de ser tranquila, es turística, con máquinas que compactan la arena y "es complicado que la madre hubiera nacido allí", plantea la veterinaria, que también se pregunta "dónde está el macho que la ha fertilizado".

Parga y Gazo firman, con otros autores, uno de los artículos especializados sobre reproducción de tortugas elaborado en el 2006 y que propone otra sugerente teoría sobre la puesta.

Atrapadas por el hombre

Ambos consideran plausible que la liberación de tortugas- atrapadas por el hombre, enfermas o varadas- "hechas en los años 90 desde las playas en vez de en alta mar haya influido y regrese a criar donde la liberaron y no dónde nació", explica Gazo.

La tortuga que desovó en la Arrabassada pudo escoger el sitio por la temperatura del agua y de la arena, por alteraciones como resultado del cambio climático o incluso por interferencias, como ruidos ambientales, que la despistaran de otro destino, barajan los dos científicos.

El índice de supervivencia de estos animales que suelen superar el siglo de vida, "no llega al 1 % a los 20 años, la edad adulta reproductiva" y la primera criba es nada más nacer, porque las crías son un manjar en la cadena alimenticia y solo la supera alrededor del 20 %, señala Parga

Una de las peores amenazas de la tortuga boba es el hombre, sobre todo por capturas involuntarias del arrastre o del palangre y, por ello, Submon ha desplegado un programa en la costa andaluza y murciana, financiada con fondos europeos y la Fundación Biodiversidad, para prevenirlo.

Parga es una de sus responsables y enseña técnicas a los pescadores "para reanimarlas y devolverlas ilesas al agua si las capturan", o proponen medidas sencillas de realizar y con grandes resultados.

Por ejemplo, variar la profundidad de los anzuelos del palangre desde 30 y 40 metros a 60 y 80 metros ayuda a la supervivencia de las tortugas porque "no se mueven a tanta profundidad, pero los peces espada adultos, sí",

Así, añade la veterinaria, "la pesca es más sostenible, también para los peces espada porque son ejemplares mayores y los pescadores también ganan más", y remacha: "Hay que buscar siempre un equilibrio a la hora de aplicar medidas, que vayan bien a todos".

El caso de la tortuga de Tarragona es modélico: puso los huevos justo delante de un chiringuito, a solo 9 metros del rompiente de las olas -ahora están a 59- y los testigos, aparte de fotografiar el raro momento, alertaron enseguida al 112, que activó la Red de Rescate de Fauna Marina.

La Guardia Urbana acordonó una zona de 6 metros y al día siguiente, técnicos de la Generalitat y científicos de Submon excavaron la arena -con técnicas casi de arqueología-, localizaron el nido y, en paralelo, los Agentes Rurales crearon una réplica en el Delta, ahora vigilada con cámaras.

"Es el primer episodio, que sepamos, en Cataluña desde que la tortuga llega a la playa y retorna al mar", remarca el técnico de fauna litoral y marina de la Generalitat Ricard Gutiérrez. EFE

 

Secciones : Animales Biodiversidad
Caty Arévalo

Periodista ambiental de la Agencia EFE. Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad 2017. 2013/14 Knight Science Journalist Fellow en MIT y Harvard. Investigadora de la comunicación del cambio climático en la Universidad de Oxford.

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