La edición del ‘Diario del río Misisipi’ (Nórdica Libros) de John James Audubon incluye hasta 64 páginas con la reproducción de algunas de las mejores láminas dibujadas por este ornitólogo, naturalista y pintor francés, nacionalizado norteamericano en 1812.
El texto, escrito inicialmente para registrar la duras condiciones de su viaje en barco por el mayor cauce fluvial de EE.UU. y así poder transmitirlas a su esposa e hijos, describe las costumbres y prácticas de las distintas especies que encontró en torno a este río, así como sus hábitats.
Audubon comenzó su viaje el 12 de octubre de 1820 en Cincinnati, donde subió a bordo de una embarcación dirigida por el capitán John Aumack con la compañía de Joseph Mason, un joven de 18 años que, junto a Aumack, fueron las dos principales ayudas con las que contó para desarrollar su trabajo durante esta travesía.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]El resultado de sus esfuerzos fue el libro ‘Birds of America‘ (Pájaros de América) publicado seis años más tarde, en 1826, en Londres, donde incluyó las láminas ilustradas de tamaño natural, grabadas y pintadas a mano, que merecieron la admiración del rey británico Jorge IV y que le permitieron el ingreso en la Royal Society.[/box]Su técnica

Su método de trabajo era siempre el mismo: abandonaba la embarcación montado en un pequeño bote, a menudo acompañado por el joven Mason, buscaba un ejemplar de una especie que no hubiera registrado, lo perseguía y lo cazaba.
Audubon intentaba disparar al ave de tal manera que no quedara muy desfigurada por el impacto de la munición, para así poder pintarla de la manera más realista posible y, tras concluir la ilustración -a veces empleaba varios días en ella-, diseccionaba el ejemplar para saber entre otras cosas con qué se alimentaba.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]En sus notas, apuntaba además las medidas y características físicas del animal y comparaba las diferencias entre los machos y las hembras de su especie.[/box]
Con esta particular metodología, Audubon pintó todo tipo de pájaros: desde cercetas hasta mirlos, pasando por vencejos, gaviotas o garzas, entre otros.
La reproducción de sus láminas es el elemento más llamativo de esta edición, ya que demuestra su enorme capacidad para reflejar cada detalle, tanto de los animales como de sus hábitats: algo difícil de encontrar entre otros naturalistas del siglo XIX.
Un retrato de la época

Aunque el grueso del diario describe a las aves, los paisajes e incluso el clima de las regiones que visita, Audubon también dejó espacio en su diario para describir a la sociedad de su época así como el estilo de vida de los habitantes de aquellos lugares y las propias peripecias diarias, desde una tormenta hasta una jornada de caza.
Las dos paradas clave en aquel viaje, según su relato, fueron Natchez, una pequeña ciudad en el Estado de Misisipi, y Nueva Orleans, la localidad más popular del Estado de Luisiana, donde alquiló sus servicios como profesor de pintura no sólo para seguir viviendo sino para adquirir materiales con los cuales culminar su proyecto.
Audubon se queja en las páginas de su diario del trato que recibía por parte de sus clientes, pertenecientes a la clase alta estadounidense, pero las condiciones del trayecto fluvial también resultaron duras, como refleja el relato de las sucesivas dificultades que fue necesario vencer para no desistir de su objetivo o la transcripción de sus estados de ánimo más melancólicos. EFEVerde
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