El huerto y el mono, conversación en un viejo tren (debates en la Fuenfría)

Publicado por: Elena S. Laso 11 de diciembre, 2013

El tren, de material ya vetusto, arrancó con cierto sobresalto que se acrecentó cuando tras unos pocos metros recorridos se paró por completo tras una especie de detonación sospechosa. Caras de intriga entre los viajeros, a esa hora ya pocos, por saber qué es lo que pasa.

Entre ellos estaban los miembros del jurado del II Festival de cine Medioambiental del Valle de la Fuenfría que tras una jornada de trabajo intenso, decidieron acercarse al puerto de Navacerrada para reponer fuerzas, acompañados por uno de los organizadores y otra colega periodística local.

El parón no fue más allá de diez minutos pero que resultaron suficientes para iniciar una conversación alejada del evento que allí los había reunido y centrada más bien en cuestiones personales.

Y así, durante los casi 35 minutos de recorrido, se habló de huertos, discotecas y viejos trenes.

Una de las componentes del jurado comentó que ha decidido tener su propio huerto donde las patatas y los tomates ocupan la primera posición.

Por supuesto, es para el consumo privado y nada más pero, esta actividad dio lugar durante la bien merecida comida a otro debate intenso sobre si se ha avanzado o no con el hecho de que ahora los productos artesanales tengan tantas dificultades para llegar al consumidor precisamente por motivos de salud e higiene.

Opiniones hubo para todos los gustos aunque si se logró cierto consenso en que, en general, las medidas higiénicas sobre la procedencia y envasado de los alimentos han sido positivas, si bien también se coincidió en que ha arruinado o relegado a la "clandestinidad" cierta actividad económica.

Se imagina alguien hoy a un mielero de la Alcarria llamando de puerta en puerta o una vaquería más o menos abierta al público donde se vende leche recién ordeñada. Claramente no, es casi una remembranza para nostálgicos.

Otro de los componentes del ilustre jurado había vivido durante su infancia y primera juventud en el pueblo del que parte el vetusto tren que lleva al puerto de Cotos.

Lo recordó en la entrega de premios, también con cierto aire nostálgico que, por un momento, pareció contagiar a todos, con exclusión de los jóvenes, evidentemente.

En ese pueblo hubo una discoteca de nombre muy significativo - "el mono"- que según el citado era lo más contrario a la ecología y el Medio Ambiente que se pueda imaginar. Lugar donde el humo del tabaco era dueño y señor de las tardes veraniegas de los veraneantes que, por aquel entonces, estaban nada menos que tres meses fuera de sus viviendas habituales. Quienes podían claro.

Aunque bien es cierto que, aquellos a quienes su hacienda no lo permitía ese dispendio, tenían en muchas ocasiones la casa familiar en algún pueblo, algo que durante años pasó a mejor vida y, ahora, vuelve por mor de la crisis.

También provocó debate el humo de "el mono" porque, aunque en clara minoría, algunos sostuvieron que las leyes antitabaco coartan libertades y que si el conjunto de la ciudadanía fumadora dejara ese hábito, las arcas de los estados notarían una buena merma.

¿Lo que es bueno para el bazo es malo para el espinazo? Podría ser cuestión a dirimir y más si se tiene en cuenta que, con tal de atraer ciertas inversiones, algunos tienen la tentación de permitir el fumeteo en lugares cerrados, como si de discotecas "el mono" redivivas se tratase.

Finalmente el tren llegó a su destino sin más novedad; los viajeros bajaron en tropel, algunos de forma equivocada, lo que provocó el enfado del maquinista quien no se explicaba el trasiego de usuarios subiendo y bajando en cuestión de segundos.

Comieron los jurados, debatieron, achacaron a las ideologías tal o cual actitud y, en definitiva, la segunda edición del festival dejó en todos y todas un grato recuerdo.EFEverde

Secciones : Actualidad

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