La Red Internacional de Escritores por la Tierra (RIET) ha condenado el asesinato de Berta Cáceres, líder campesina y del pueblo indígena lenca, defensora de derechos, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).
La condena tiene una doble vertiente: por una parte, la RIET como asociación, y por la otra, han sido muchos los miembros de la red los que a título individual han mostrado su repulsa por este lamentable suceso.
BertHa ofreció una rueda de prensa en la que denunciaba que cuatro dirigentes de su comunidad habían sido asesinados y que muchos habían vuelto a recibir amenazas, incluida ella, explican los escritores por la tierra.
Unos días después, la madrugada del 2 de marzo, Cáceres fue asesinada en su casa, en La Esperanza, Intibucá. Su asesinato es un crimen atribuible únicamente a las empresas dueñas de los proyectos mineros e hidroeléctricos que ilegalmente fueron autorizados por el Estado sin el consentimiento de los pueblos indígenas, explica la RIET en un comunicado. Berta luchaba por proteger estos territorios sagrados y las comunidades. El gobierno de Honduras, por su parte, jamás hizo nada por protegerla, añaden.
La abogada nicaragüense Mónica López Baltonado, miembro de la RIET, inició el día posterior a la muerte de Cáceres una recogida de firmas en la que exige al gobierno de Honduras “una investigación imparcial que no justifique el asesinato de Berta con delitos comunes como el robo, y que sea ágil, pues justicia tardía no es justicia. Exigimos -agregan- que ponga alto a las transnacionales mineras e hidroeléctricas que tanto daño están provocando en Mesoamérica”.