La Fundación Naturaleza Intrusa promueve la educación ambiental, la participación ciudadana y el vínculo de la academia con la sociedad en torno a los efectos de las especies exóticas invasoras (Imagen cedida por los entrevistados)

Especies invasoras - Chile

Una cuarta parte de las especies invasoras más dañinas del planeta amenaza la biodiversidad chilena

Publicado por: Sheila Noda 23 de mayo, 2024 Madrid

Sheila Noda Alonso

Madrid, 23 may (EFEverde).- A pesar de que Europa es el continente donde se contabiliza el mayor número de especies invasoras,  la proporción más elevada de repercusiones negativas se concentra en las Américas: Chile, en concreto, registra al menos una cuarta parta de las cien especies exóticas más dañinas del planeta. 

Según la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos, las especies exóticas invasoras (EEI) representan uno de los principales motivos de pérdida de biodiversidad a escala global y se las relaciona con el 60 % de las extinciones registradas en la actualidad. Además, en un 16 % de los casos son el único factor responsable de la desaparición.

Actualmente, con más de 3.500 especies calificadas como invasoras, se está poniendo de relieve su carácter nocivo tanto para la naturaleza como para la calidad de vida de las personas.  En el caso de las Américas, se estima que concentra la proporción más elevada, un 34 por ciento,  de las repercusiones negativas descritas por la ciencia.

“Como sociedad tenemos que entender los beneficios que nos entrega la naturaleza y el cuidado que requiere”, advierte el ingeniero en Conservación de Recursos Naturales, Antonio Lara Cuevas, quien en entrevista con EFEverde.com asegura que “no se trata de demonizar a las especies invasoras, pues su presencia tiene que ver con la conducta del ser humano”. 

En 2017, Lara Cuevas, junto a Daniela Gaymer y Sergio Benavides, fue uno de los impulsores de la Fundación Naturaleza Intrusa, creada por estudiantes de Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales, de la Universidad de Concepción, interesados en informar y sensibilizar a la población sobre los efectos de las invasiones biológicas en la biodiversidad, la sociedad y la economía.

Parte del equipo de la Fundación Naturaleza Intrusa, entre ellos, estudiantes y egresados de la Universidad de Concepción en Chile (imagen cedida por los entrevistados)
Parte del equipo de la Fundación Naturaleza Intrusa, entre ellos, estudiantes y egresados de la Universidad de Concepción en Chile (imagen cedida por los entrevistados)

¿Cómo se comportan las especies invasoras en Chile?

Con múltiples ecosistemas, desarrollados a partir de barreras físicas y climáticas, Chile posee un patrimonio natural único que se ve amenazado. Un estudio, elaborado por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile y que forma parte del Proyecto GEF Especies Invasoras, arrojó que alrededor de 87,9 millones de dólares anuales se pierden por la presencia de siete especies exóticas invasoras: jabalí (Sus scrofa), castor (Castor canadensis), espinillo (Ulex europaeus), conejo (Oryctolagus cuniculus), visón (Neovison vison), zarzamora (Rubus spp.) y avispa chaqueta amarilla (Vespula germanica).

Resumen de resultados – valoración económica de impactos de siete especies exóticas invasoras, publicados como parte del Proyecto GEF Especies Exóticas Invasoras del Ministerio del Medio Ambiente y financiado a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

No obstante, Lara Cuevas afirma que las especies invasoras forman parte de todos los ecosistemas del país, tanto en el desierto de Atacama como en las zonas australes, e incluso en la Antártida. “Esa introducción se debe principalmente a la intervención humana y principalmente a un interés económico”, apunta.

Ejemplo de ello -indica- son la chinita arlequín (Harmonia axyridis) introducida por la industria para el control biológico de plagas; el abejorro europeo (Bombus terrestris), para la polinización de cultivos como el tomate; el visón (Neovison vison) y el castor (Castor canadensis), por la industria peletera; el pino (Pinus contorta), por la industria de la madera y el salmón (Salmón chinook), por la alimenticia, mientras que la rosa mosqueta (Rosa rubiginosa) fue a partir de fines ornamentales.

Visualización creada a partir del informe “Valoración económica del impacto de siete especies exóticas invasoras sobre los sectores productivos y la biodiversidad en Chile” en el marco del Proyecto GEF Especies Invasoras

Otro ejemplo de cómo la acción humana modifica los ecosistemas es el caso de los perros asilvestrados que, producto del abandono y el mal cuidado, han cambiado su comportamiento doméstico por el de jauría. Un estudio realizado por la Universidad Católica, determinó que en el país existen ocho millones de perros que son mascotas y alrededor de tres millones y medio sin dueños. Estos perros asilvestrados no solo amenazan a la fauna nativa mediante el ataque directo, sino que compiten con los animales por alimento, transmiten enfermedades y desplazan a especies de su hábitat natural.

Los ecosistemas acuáticos tampoco escapan al impacto, la bióloga marina y presidenta de la Fundación Naturaleza Intrusa, Linette Tralma, afirma que a pesar desconocimiento en torno a este tipo de biodiversidad existen más de una veintena de especies exóticas entre introducidas, naturalizadas e invasoras. “Chile tiene una intensa actividad económica en el mar y una vez llegadas las especies a la costa, si logran sobrevivir, la propia dinámica del océano hace que se propaguen, lo cual se intensifica debido a los efectos del cambio climático”, comenta. 

Naturaleza Intrusa: la prevención como política más efectiva

Los investigadores insisten en que ante el problema de las especies exóticas invasoras no hay política más efectiva que la prevención, tanto desde el punto de vista económico como humano. Precisamente de esa necesidad por promover  la educación ambiental, la participación ciudadana y el vínculo de la academia con la sociedad nació la Fundación Naturaleza Intrusa. En sus comienzos se encargaba de manejar las redes sociales del Laboratorio de Invasiones Biológicas (LIB), de la Universidad de Concepción, con la colaboración de docentes e investigadores.

Actualmente y de forma independiente al LIB, un equipo de 12 jóvenes trabaja de forma voluntaria en la Fundación, entre ellos, estudiantes y egresados de la Universidad. Desde las redes sociales y la difusión presencial a través de charlas, stands y talleres en colegios buscan instruir a la población acerca de las causas, los impactos y las acciones para reducir los efectos de las especies exóticas invasoras. 

Desde las redes sociales buscan instruir a la población acerca de las causas, los impactos y las acciones para reducir los efectos de las especies exóticas invasoras. (Imagen cedida por los entrevistados)
Mediante las redes sociales buscan instruir a la población acerca de las causas, los impactos y las acciones para reducir los efectos de las especies exóticas invasoras (Imagen cedida por los entrevistados)

Lara Cuevas comenta que entre las actividades que han logrado mayor repercusión están las intervenciones urbanas, por su capacidad para ilustrar el comportamiento de las especies en los ecosistemas. “Simulamos un proceso de invasión biológica en un espacio público; todo empieza con unos pocos individuos, pero a medida que pasa el tiempo aparecen más y más. Al final, las especies invasoras dominan el paisaje y afectan a la circulación y las preferencias de las personas”, dice.

El experto advierte que no es lo mismo una especie introducida, que una naturalizada o asilvestrada, a una invasora. “Las especies introducidas son aquellas movilizadas de forma intencional o accidental por el ser humano a un nuevo ecosistema, aunque sin impacto y con una supervivencia condicionada a la asistencia de las personas. Si esta logra sobrevivir sin la acción del hombre ya es una especie naturalizada; mientras que si crece su población y además tiene impactos a nivel social, económico y ambiental, estamos hablando de una especie invasora”, explica. 

Sin embargo, para que ocurra el tránsito tienen que confluir varias condicionantes y solo “el 10% de las especies que son introducidas se convierten en invasoras, por lo que teniendo en cuenta la cantidad de especies introducidas y naturalizadas que existen en Chile el número de especies invasoras es bastante pequeño, pero causan impactos sumamente visibles”, señala el ingeniero en Conservación de Recursos Naturales. 

En Chile la normativa respecto de la gestión de EEI es insuficiente, así admite el propio Ministerio de Medio Ambiente. Ante lo complejo de esta problemática, Lara Cuevas indica que es preciso identificar y salvaguardar aquellos ecosistemas relevantes por su beneficio social, actuar de manera oportuna cuando se detecta una especie que pudiera tener potencial invasor y entender la protección de las especies como un trabajo público, privado y de toda la sociedad. EFEverde

 

sna

 


 

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