Félix Rodríguez de la Fuente cumpliría mañana 90 años, y el periodista y escritor Benigno Varillas ha querido homenajearle con una nueva biografía, que amplía la publicada en 2010 y en la que el autor entona un “mea culpa” por no haber sabido interpretar antes el mensaje rompedor y visionario del naturalista burgalés, fallecido en Alaska en 1980.
Félix “atinó al predicar que para salvar a la humanidad hay que hacer tabla rasa y empezar de cero”, y así lo refleja Benigno Varillas en la nueva biografía que se presenta hoy en Burgos.
Varillas, autor de la obra publicada en 2010 ‘Félix Rodríguez de la Fuente. Su vida, mensaje de futuro’, entona ahora en ‘La estirpe de los libres’ un “mea culpa” por no haber captado el mensaje visionario y rompedor de este naturalista y divulgador de la naturaleza.
“Es muy grave que un biógrafo, después de trasladar correctamente mucho de lo que Félix dijo, introduzca en el epílogo el mensaje equivocado atribuido a él de que el ganadero tradicional es la esperanza de conservación del planeta y que el mundo rural debe tomar las riendas de la conservación”.
Pero “lo grave no es que yo no supiera captar la idea, sino que todo el movimiento ecologista y en general la sociedad está en el mismo error”, ha sugerido este periodista, escritor y naturalista.

Un mensaje visionario
En una entrevista con Efe, Varillas ha relatado que Félix detectó que el hombre paleolítico “tenía una arquitectura mental que se corresponde con el hombre del futuro que está por venir, magnánimo, universal, pacifista y feminista, y que podría ser la solución a los problemas actuales”.
“Félix pilló el mensaje pero no lo expresó con claridad”, porque tenía pendiente escribir un libro al regresar del viaje a Alaska en el que perdió la vida, “atinó al darse cuenta de que el hombre de hace 300.000 años estaba muy evolucionado y el del neolítico es un ser degradado hasta el punto de que somos incapaces de entenderlo”.
“De dónde sacó Félix estas conclusiones no lo sé, con las limitaciones tecnológicas que había en los 60-70 pudo ser una inspiración divina”, ha señalado Varillas, quien estudió el modo de vida de los bosquimanos de Tanzania para comprender su mensaje.
Recuperar la esencia del pasado
“Son una tribu paleolítica, no saben lo que es el hambre ni lo que es el miedo, viven de la tierra y con la tierra”, ha asegurado Varillas, quien ha recordado que durante el paleolítico “el planeta estaba ocupado por diez millones de personas y está claro que en el futuro tendrá que volver a ser así”.
“Reducir la población no es ningún drama”, ha asegurado, y como “la concentración urbana es un proceso imparable”, los otros 8.000 millones “tendrán que vivir en una realidad en que la tecnología sea la que ofrezca soluciones”.
En esta nueva biografía, “me retracto de mi visión de que con el mundo tradicional rural se puede llegar a algún lado y apuesto por la sociedad de la información, por incorporar la vanguardia al campo con teletrabajadores que restauren la vida salvaje en los lugares que no son rentables para la ganadería y la agricultura”.
Un homenaje a Félix

‘La estirpe de los libres’ se presenta hoy en el Museo de la Evolución Humana de Burgos y el próximo día 21 en la facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, “en el mismo aula donde Rodríguez de la Fuente impartió sus clases”.
“El tema me desborda y el libro está inacabado”, ha reconocido este naturalista y escritor, “pero decidí no seguir mareando la perdiz y sacar lo que tenía” para conmemorar el aniversario del nacimiento de Félix.
Ecologismo de vanguardia
Para Varillas, los ecologistas, empeñados en “divinizar” el mundo rural y la agricultura ecológica, “están en la antítesis del pensamiento de Félix”.
“Hay que recapacitar, optar por la tecnología y la producción artificial de alimentos en zonas ahora improductivas y que equivalen a un 50 por ciento del territorio, dejar de vivir de subvenciones y reorientar el mundo ganadero a los grandes herbívoros”.
Según Benigno Varillas, “lo que el ecologismo lleva reclamando mucho tiempo nos la dará la sociedad de la información, apostando por la biotecnología para conseguir que la humanidad se alimente sin necesidad de esquilmar la tierra”.
Porque los ecologistas “nos hemos convertido en una panda de ineptos y pedigüeños que vive de subvenciones”, y la naturaleza “no necesita conservación, sino que nos integremos en ella y no la destruyamos”.
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