Poblada desde la prehistoria y acosada en los últimos años por los incendios forestales, un libro de los investigadores de la Universidad de Granada José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo describe con detalle la zona de ‘Los bosques de la Serranía de Ronda’ (Editorial La Serranía).
Geografía, botánica, geología, historia, ingeniería forestal y ecología son algunos de los campos estudiados por Gómez y Olmedo, que han coordinado los trabajos de otros 36 autores en los 28 capítulos de un texto que refleja un ecosistema natural “hasta ahora no muy conocido”, mostrando “cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo”, según han explicado a EFEverde

Los bosques de esta serranía, ubicada al suroeste de la Cordillera Bética entre las provincias de Sevilla, Málaga y Cádiz, son el resultado de la combinación entre el ecosistema local y la actividad humana, que los ha modificado y transformado durante miles de años hasta reducirlos a los actuales “restos de una masa boscosa que era mucho más amplia en el pasado”.
Intervención humana
La primera y mayor intervención humana se produjo durante la época musulmana, que impulsó la arboricultura vertiente, la cual consiste en la introducción y cultivo de distintos árboles frutales junto con los autóctonos, aportando especies como las higueras, los almendros, los castaños o los morales.
La conquista del territorio por parte de los cristianos supuso un cambio de patrón productivo que trajo consigo una “gran deforestación” al aplicar el modelo empleado en Castilla, donde “primaban las grandes extensiones dedicadas al ganado”.
Este cambio supuso además el abandono de alquerías o pequeñas poblaciones rurales en las inmediaciones de las ciudades de al-Ándalus y el consiguiente descuido de la zona.
“Con el paso del tiempo volvió a retomarse” el lugar con la presencia de nuevos colonos pero en la actualidad la serranía “corre el riesgo de repetir lo sucedido debido a la despoblación” rural por la emigración masiva a las ciudades, como ha asegurado Gómez.
[box type=”shadow” ]La reducción de la actividad ganadera a consecuencia de ese decrecimiento poblacional supone “un respiro para la regeneración de los bosques” pero también un riesgo debido al “desbroce natural que lleva a cabo el ganado y que ayuda a la prevención de incendios”.[/box]
“Una vez que el ser humano interviene un sistema natural, difícilmente puede recobrar su estado inicial”, si bien los autores recomiendan seguir actuando sobre la zona “pero no explotando, como se hacía anteriormente, sino gestionando de una forma sostenible y adecuada” para mantener lo que existe a día de hoy.
Incendios forestales
A propósito de los incendios forestales, el libro analiza su incidencia con detalle reseñando su incremento en los últimos decenios: desde 1950 hasta hoy se generaron hasta 29 siniestros de este tipo en la Serranía de Ronda, de los cuales 14 están considerados como ‘grandes incendios forestales’ ya que superaron las 500 hectáreas de extensión, con un promedio de uno cada 4,27 años.
Pinsapo
El libro también destaca la variedad forestal en la zona, con especial énfasis en una conífera endémica: el pinsapo o “único abeto mediterráneo de distribución española” que según Olmedo está “en peligro de desaparecer” porque apenas quedan tres poblaciones “relativamente pequeñas” en las zonas más altas de las sierras de Grazalema, de las Nieves y Bermeja.
También explica una metodología desarrollada desde la Universidad de Granada en las labores de recuperación que consiste en el estudio de carbones procedentes de incendios forestales y presentes en el suelo, para rastrear antiguas poblaciones de pinsapo en la zona utilizando el carbono-14.
[box type=”shadow” ]Es una de las muchas líneas de actuación definidas por los autores para la protección de todo el ecosistema porque “es mucho lo que hay que hacer”: no sólo la recuperación del pinsapo, sino la reivindicación del pino resinero como especie autóctona o el cuidado de las dehesas, entre otras.[/box]
Por ello, ambos reclaman la declaración de Sierra Bermeja como Parque Nacional, con objeto de sumarla a la declaración puesta ya en marcha de la Sierra de las Nieves. EFEverde.

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