Los bomberos trabajan hoy para contener el avance de más de 60 fuegos en el estado de Nueva Gales del Sur, donde la entrada de fuertes vientos amenaza con avivar la peor oleada de incendios en décadas en el este de Australia.
Durante la noche un millar de efectivos centró los esfuerzos en la zona turística de Blue Mountain, una de las más afectadas, para proteger las viviendas de las brasas arrastradas por el viento, lo que ha obstaculizado los trabajos preventivos.
Ante esta situación, el comisionado del Servicio Rural de Bomberos, Shane Fitzsimmons, dijo en rueda de prensa que dos grandes fuegos en State Mine, el de Lithgow, y el de Mount Victoria, han sido fusionados “de forma táctica y deliberada”.
Este cambio de táctica pretende evitar que se unan a un tercer foco en Springwood, a 76 kilómetros al oeste de Sídney, que cree un “megaincendio” ante el recrudecimiento de las condiciones meteorológicas el miércoles, cuando se prevén vientos de hasta 90 kilómetros por hora.
Más de 120.000 hectáreas arrasadas o en llamas
Hasta el momento 120.000 hectáreas han sido arrasadas o están en llamas en Nueva Gales del Sur, donde siguen activos 62 incendios, 14 de ellos fuera de control, y fue declarado desde el domingo en estado de emergencia.
La crisis de incendios, la peor en 45 años, comenzó el jueves pasado cuando los incendios forestales calcinaron más de doscientas viviendas, la mayoría de ellas en Springwood, y acabó con la vida de un hombre de 63 años quien murió tratando de proteger su casa cerca de Lake Munmorah, a 124 kilómetros al norte de Sídney.
Los daños provisionales de los incendios superan los 90 millones de dólares (66 millones de euros) y las autoridades han detenido a cinco menores, entre ellos un niño de 11 años, por supuestamente iniciar algunas de las llamas que provocaron las catástrofe de la semana pasada.EFEverde
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