Una investigación internacional en la que han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) desvincula el estrés fisiológico de las aves de su presencia en entornos urbanos.
El estudio se ha llevado a cabo en áreas urbanizadas y entornos naturales de diez poblaciones europeas y se ha centrado en una especie de ave, el mirlo (Turdus merula).
Indicadores de estrés
Los científicos han medido diferentes indicadores de estrés fisiológico en esta especie, en concreto la corticosterona de las plumas, la relación entre el nivel de anticuerpos -como los heterófilos y los linfocitos- y la cantidad de proteínas que regulan la temperatura corporal.
Según el investigador del MNCN Diego Gil, “los datos han revelado que se detecta más corticosterona en las plumas de las aves no urbanas, un efecto que es más marcado en los machos y que demuestra mayor estrés”.
“Sin embargo, no hubo diferencias significativas entre poblaciones en los parámetros que miden el estrés fisiológico de las aves, es decir, en la relación entre heterófilos y linfocitos, y en los niveles de proteínas”, ha añadido el científico.
Desafíos y ventajas de la ciudad
El estudio incide en que las zonas urbanas exponen a los animales a nuevos retos, pero también proveen a algunas especies de entornos más estables, donde las fluctuaciones ambientales están, en principio, amortiguadas.
Y señala que cuando un entorno natural se transforma en urbano, es la ecología y la psicología de cada especie la que determina su capacidad para salir adelante.
Jordi Figuerola, investigador de la EBD, ha lamentado que “la falta de estudios de estos mecanismos reduce la capacidad para predecir el impacto que tienen los hábitats antropogénicos en las comunidades salvajes”.
“Aunque no hemos detectado diferencias significativas en el estrés fisiológico de estas aves, sí hemos comprobado que hay un contraste importante entre cada población ante los efectos de la urbanización”, lo que indica, en su opinión, que cada población experimenta un proceso distinto de presiones ambientales que se traducen en respuestas específicas. EFE