Carlos García.- Guarda (Portugal).- EFEverde.- El Gobierno de Portugal destinará durante los próximos cuatro años 446.000 euros para combatir el hongo conocido como "cáncer del pino", la mayor amenaza mundial para las coníferas, que llegó a Europa en 2004 tras un brote detectado en la región española de Asturias.
El programa será desarrollado por especialistas del Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques (ICNF) a través de medidas preventivas que se aplicarán, sobre todo, en viveros forestales de coníferas.
La coordinadora del programa, Dina Ribeiro, explicó hoy a EFEverde que este proyecto, financiado con el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader), se centrará en actuaciones preventivas, tanto en las simientes como en las propias plantas.
"Habrá una primera fase de dos años de duración que se centrará en ensayos de laboratorio", explicó Ribeiro.
Se harán experimentos "in vitro" en laboratorios de Lisboa, Coimbra y Vila Real para comprobar cuáles son los posibles tratamientos más eficaces para evitar la presencia de este hongo letal.
El objetivo consiste en eliminar el riesgo de dispersión del hongo que causa esta enfermedad, cuyo nombre científico es "Fusarium circinatum".
"Una vez que hayamos concluido los ensayos de laboratorio, aplicaremos los tratamientos más eficaces en diferentes viveros de varias zonas de Portugal, sobre todo, de la región Centro y Norte", según la coordinadora.
Con los resultados obtenidos se pretenden crear metodologías de actuación eficaces contra el hongo para que sean aplicadas en el tratamiento de simientes, sustratos o en contenedores de riego, tanto en Portugal como en el resto de la Unión Europea (UE).
La incidencia en territorio portugués no es muy alta, cada año son detectados un par de casos de presencia de este hongo en viveros lusos, sobre todo del centro o norte del país.
En teoría, según los especialistas, el hongo se propaga, si la distancia es muy grande, mediante el transporte de material vegetal de pino (plantones o semillas) o de la propia madera conquistada por el hongo.
Sin embargo, una vez que se ha establecido en una zona, se dispersa localmente por el viento o con la ayuda de ciertos insectos.
Detectar el foco in situ
Por ello, una de las primeras medidas a tomar cuando se detecta un foco de reciente introducción es proceder a la erradicación "in situ" del material infectado para evitar que la enfermedad se extienda al resto de las coníferas, ya que las seca con rapidez y la planta acaba muriendo en un corto período de tiempo.
La capacidad de "Fusarium circinatum" para colonizar nuevas áreas es muy grande y puede originar pérdidas económicas de gran relevancia, sobre todo, en viveros.
De hecho, esta plaga es considerada a nivel mundial como la mayor amenaza para los sistemas de producción forestal mediante viveros.
La enfermedad se detectó por primera vez a mediados del siglo XX en Carolina del Norte (EEUU) y, posteriormente, en otros países como Sudáfrica, Japón, Chile y México.
En Europa fue detectado por primera vez en 2004 en un vivero de la región española de Asturias, desde donde se extendió por el norte de España.
Más tarde, en la primavera de 2008, el hongo fue descubierto en un vivero de la región Centro de Portugal.
Con el "cáncer del pino", las plantas empiezan a amarillear hasta que se secan por completo y acaban muriendo. EFEverde
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