Treinta años después de su primera hazaña en el Ártico, el explorador Ramón Larramendi ha visto morir el modo de vida tradicional de los inuits y la ruta de 14.000 kilómetros que entonces cubrió a pie, trineo y kayak durante tres largos años.
“El Ártico está al margen del mundo. Es un lugar completamente aparte, lejos del frenesí”, afirma en una entrevista con EFE Larramendi, permanentemente a caballo entre Madrid y Groenlandia.
A punto de cumplirse tres décadas de su aventura por el Ártico americano -14.000 kilómetros por los lugares más remotos de Alaska, Canadá y Groenlandia- explica que hoy es materialmente imposible realizar este viaje por una sencilla razón: el deshielo ha convertido en mar enormes trechos de camino.
La cultura inuit se ha extinguido
Otro cambio es el cultural. “Hace treinta años aún existía la cultura tradicional de los inuits. Eso ha muerto, no queda nadie”.
Las jóvenes generaciones se han desvinculado del estilo de vida de sus padres y abuelos: el trineo de perros, el kayak tradicional y la caza con arpón.
Es lógico, opina, porque en nuestro mundo supondría lo mismo que decirle a un hijo que se dedique a la agricultura con bueyes, mientras el resto de los jóvenes vive inmerso en la era tecnológica.
“Hasta cierto punto, no ha cambiado demasiado el Ártico. Es un lugar completamente aparte, al margen del mundo”, explica el madrileño de 50 años.
Su aislamiento es precisamente la mejor garantía para la pervivencia de este territorio, al que se acerca un número relativamente pequeño de turistas, alrededor de 40.000 anuales.
La mejor preservación es el aislamiento
“La mejor preservación es el aislamiento; no hay mucha estructura porque es complicado construir y mantener, y si haces cosas muy complejas los costes son elevados, no acordes a los precios del mercado”.
Aunque visualmente Groenlandia no haya cambiado de rostro en estas tres últimas décadas, otra cuestión completamente distinta es el clima, sujeto a una modificación “radical”.
Como anécdota cuenta que en el sur de Groenlandia, donde él vive parte del año, hasta hace poco era impensable el cultivo de la patata y hoy su producción aumenta cada año.
Pero más “dramático” es el deshielo de la banquisa (hielo marino) -que se va formando cada año en función de las temperaturas- y que, al contrario de los glaciares que llevan tiempo derritiéndose, refleja muy bien lo que está ocurriendo.
Relevantes son también las variaciones que están registrando las corrientes marinas, que por muy pequeñas sean tienen un “enorme impacto” sobre la biodiversidad y los patrones de comportamiento de las especies, subraya el fundador de la agencia de viajes Tierras Polares y uno de los españoles que mejor las conoce.

Larramendi, que con 19 años hizo la primera travesía con esquís por Islandia, junto a otros dos compañeros, también muestra su desconcierto ante realidades a las que ni siquiera la ciencia halla una respuesta.
Por un lado, este último invierno ha sido uno de los más fríos que se recuerdan en Groenlandia, con temperaturas de entre 20 y 25 grados bajo cero y extendiéndose la época invernal prácticamente dos meses más, pero las medias estadísticas arrojan que éste ha sido uno de los años más cálidos en esta región autónoma de Dinamarca.
Si ligazón con Dinamarca, dota a esta región de otra de sus peculiaridades: “Es la economía no comunista más subvencionada del mundo. El 80 % es público”.
Desempleo, alcoholismo y suicidios
Sin embargo, su sociedad sufre altas tasas de desempleo, un lacerante problema de alcoholismo y uno de los índices de suicidios más elevados del mundo. E igual que otras muchas zonas del mundo se debate entre el desarrollo económico de la mano de la exploración de la minería y productos petrolíferos y la conservación del medio ambiente.
Al final, explica Larramendi, el esquema mayoritario de la sociedad es que la explotación de las materias primas puede pagar su independencia de Dinamarca e incluso los más críticos con las prospecciones “están modulando sus posiciones”.
En estos momentos, el madrileño está preparando su próxima aventura, nunca antes realizada: recorrer en círculo el corazón de la Antártida con el Trineo del Viento, que se mueve gracias a su veintena de cometas.

Lo describe como un “reto técnico, científico y geográfico” que puede abrir una nueva etapa en la exploración del continente helado.
Su idea es que sea incorporado como un laboratorio móvil dentro del Plan Nacional de Investigación en la Antártida, donde España posee dos bases científicas, concluye el responsable de este proyecto y considerado uno de los exploradores españoles más importantes del siglo XX. EFEverde
msr
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