La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha incidido este jueves en que “no hay planeta B” y que en la carrera contra el tiempo para actuar contra los impactos del cambio climático se está “perdiendo el tiempo”.
Ribera ha participado en el diálogo “Hacia la seguridad climática futura: descarbonización, adaptación y desarrollo”, organizado por su departamento y en el que ha compartido conversación con el ex secretario general de Naciones Unidas (2007-2016) y miembro honorífico del Club de Madrid, Ban Ki-moon, y la copresidenta del Club de Roma, Sandrine Dixson-Decleve.
El multilateralismo y la crisis climática

Ribera ha subrayado la importancia del trabajo del multilateralismo, y ha alabado “el legado histórico” de los dos mandatos de Ban Ki-Moon, años en los que se forjaron la Agenda 2030, el Acuerdo de París y el sistema de alerta temprana sobre los impactos climáticos, unas “orientaciones generales”, sin las que “ahora todo el proceso sería más difícil”.
En relación al conflicto en Ucrania y la situación global actual, Ribera ha subrayado que ese legado ayuda a no desviarse en situaciones como ésta, evitar el sufrimiento de los más vulnerables y no desorientarse de las tres grandes crisis que sufre la humanidad: la climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
[box type=”shadow” ]Ha incidido además en la financiación en línea con lo pactado que “fortalezca el desarrollo”, pero que sea “compatible con el Acuerdo de París y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.[/box]
Ribera ha insistido en la importancia de un partenariado regional, en el que se trabaje con el sector de las energías renovables y en la capacidad de producir alimentos de forma resiliente, con una capacidad para la composición de alianzas que “no necesita de reglas organizadas, ni de COPs, sino operar de forma directa, para construir realidades de forma local”.
“En la carrera contra el tiempo estamos perdiendo el tiempo y hay que activar las palancas de cambio”, ha apremiado.
“Estamos necesitados de una gran revolución social”
La vicepresidenta se ha alineado con Ban Ki-Moon en la necesidad de empoderar a las mujeres, pero también trabajar para reducir los desequilibrios sociales: “Estamos necesitados de una gran revolución social, para que los más desfavorecidos no se queden rezagados”.
Ban Ki-Moon, por su parte, ha asegurado que ha trabajado en los últimos meses para que la próxima reunión de la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP27) de Sharm el-Sheij (Egipto) sea un éxito, porque en Glasgow (Reino Unido) hubo adelantos, pero no los suficientes para lograr la descarbonización de la economía y lograr la neutralidad climática en 2050.
Ha explicado que trabaja desde el Centro Global para la Adaptación en Países Bajos y el Instituto Verde Global para lograr la financiación suficiente para ayudar a los gobernantes a poner en marcha las políticas adecuadas para la consecución del Acuerdo de París y los ODS, aunque es consciente de que no se lograrán estos últimos para 2030.
Ha explicado que el conflicto de Ucrania ha llevado a duplicar el número de personas en pobreza extrema desde las 1.500 millones, sobre todo en África, donde millones de personas mueren de hambre.
Ban Ki-moon ha hecho un llamamiento a conservar las promesas de financiación alineadas con el 0,7 % del PIB, una cuestión que solo la cumplen algunos países del norte de Europa, ha remarcado.
La copresidenta del Club de Roma, Sandrine Dixson-Decleve, ha señalado que es necesario financiar pero con un enfoque en la cooperación real, con otros indicadores para el desarrollo, con otros valores “centrados en las personas y la naturaleza”. EFEverde
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