Un sistema de bloques en el precio del agua, que encareciese su valor conforme se incrementa su uso, así como la limitación de la superficie de césped que rodea a las piscinas evitaría excesos en el consumo del agua, según expertos consultados por EFE.
Un sistema de bloques en el precio del agua para las piscinas, que encareciese su valor conforme se incrementa su uso, así como la limitación de la superficie de césped que las rodea evitaría excesos en el consumo del agua, según expertos consultados por EFE.
Conforme al último Barómetro Sectorial de la Piscina en España, realizado por la Asociación Española de Profesionales del Sector Piscinas (Asofap), España contaba en 2021 con 1,35 millones de piscinas, 30.000 de las cuales fueron construidas ese año, lo que ubica a España con el 7 % del total mundial, como el cuarto país del mundo, tras Estados Unidos, Brasil y Francia, en número de piscinas.
Sin embargo, el consumo de agua promedio de una piscina "es bastante reducido", explica el portavoz del Área de Agua de Ecologistas en Acción, Santiago Martín Barajas.
"En una piscina, debes renovar, a diario, en torno al 5 % del agua, mientras que el césped que las rodea consume 1.500 litros por metro cuadrado y año", dice Martín, que señala que, habitualmente, "la superficie de césped es tres o cuatro veces más grande que la propia piscina".
Posiblemente, se debería plantear "la idoneidad de mantener jardines de césped, que no son propios de países como España, en lugar de otros modelos autóctonos de vegetación mediterránea", asegura el vicepresidente de la International Water Association, Enrique Cabrera Rochera.
Tanto Martín como Cabrera coinciden en que, además del césped, uno de los riesgos ambientales a tener en cuenta es el "despilfarro de agua" ocasionado por algunos propietarios de piscinas.
Según el técnico de la empresa de mantenimiento Azur Piscinas & Spa, Luis Fernández, el agua de una piscina puede mantenerse durante nueve o diez años "sin que sea necesario vaciarla", y sólo aportándole, diariamente, la cantidad perdida debido a la evaporación.
"En épocas de mucho calor, como las recientes, y según el revestimiento, orientación de la piscina y horas de sol que recibe, ésta puede perder unos dos centímetros de agua al día", explica Fernández.
Sistema de bloques
No obstante, el mal mantenimiento de una piscina, responsable de que se pierda demasiada agua o una "gestión poco racional" de este recurso pueden suponer una amenaza ecológica, especialmente en un momento, como el actual, en el que el agua embalsada llega solo al 47 % de la capacidad total, más de 15 puntos por debajo de las cifras registradas hace una década, según datos del Ministerio de Transición Ecológica.
"Hay que establecer parámetros de gestión que impidan el derroche de agua", dice el portavoz de Ecologistas en Acción, que apunta "o bien a prohibir que estas se llenen cada cierto tiempo o a la imposición de un sistema de bloques, que aumente el precio del agua conforme se incrementa su uso".
Cabrera describe esta solución como "una herramienta muy interesante para asegurar un uso racional del agua", ya que "es lógico que el primer tramo sea muy asequible, porque estaría destinado a garantizar el acceso al agua, un derecho humano reconocido por las Naciones Unidas".
"En cambio, si la gente quiere tomar duchas largas, cambiar el agua de su piscina cada semana o mantener bien regado su césped, es coherente que paguen significativamente más que quien consume agua de forma moderada", añade.
Cabrera destaca que en "el caso particular de la energía ha permitido comprobar cómo, al encarecerse su uso, el ciudadano opta por reducir su consumo".
"No se trata de demonizar un uso concreto del agua, como puede ser una piscina, sino el despilfarro de un recurso limitado cuyos costes de producción no están cubriéndose", lo que hace, en opinión de Cabrera, "que la sociedad no lo perciba como un bien valioso". EFEVerde