El número de aves muertas recogidas en Vitoria desde el pasado lunes por un posible brote de botulismo aviar se eleva ya a 220 y además se han retirado patos muertos en un nuevo punto de la ciudad.
En un primer momento, las zonas afectadas fueron el estanque del parque de Arriaga de la capital alavesa y el humedal de Salburúa, en las afueras de la ciudad.
La Diputación Foral de Álava ha informado hoy de que se han retirado dos patos muertos del estanque del parque de San Martín, en el barrio del mismo nombre, y otro más con síntomas de tener la enfermedad, por lo que va a desplegar un retén para vigilar si aparecen más animales muertos y decidir si es necesario vaciar el estanque y desinfectarlo.
Ayer se recogieron en el humedal de Salburua un total de 122 aves muertas, en su mayoría patos azulones, aunque también se han visto afectadas una quincena de ejemplares de otras especies de aves acuáticas como la focha común, el somormujo y el ánade friso.
A lo largo de esta mañana se han retirado otros 80 cadáveres, en una zona de Salburua que ayer no se pudo revisar. Sin embargo, en el área que ya se revisó ayer, la cifra de animales recogidos hoy ha sido de tan sólo 18, lo que indica que al parecer que se está controlando la situación, según la institución foral.
Por otro lado, las aves que están siendo tratadas en el Centro de Recuperación de Martioda -hasta el momento un total de 30-, entre las que se incluyen ejemplares de espátula, garcetas y pato cuchara, evolucionan favorablemente.
A la espera de los resultados definitivos de las muestras enviadas a los laboratorios del instituto Neiker, dependiente del Gobierno Vasco, y al de referencia del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de Algete, todo indica que las aves acuáticas han fallecido como consecuencia del botulismo aviar, una enfermedad cuyo origen está en la bacteria “clostridium botulinum”.
Es habitual que esta enfermedad se registre en los meses estivales y en los humedales, por reunir las condiciones que necesita la bacteria para desarrollarse. EFEverde