El impacto de una especie invasora puede tardar décadas en manifestarse, por lo que es esencial la labor preventiva, para evitar su llegada o su expansión cuando ya se ha introducido, una tarea que se debe desarrollar en colaboración con sectores como los viveros o los pescadores.
El Grupo Especialista en Invasiones Biológicas (GEIB), con sede en Castilla y León, trabaja para evitar este impacto, en una Comunidad que cuenta con varias especies incluidas en el nuevo catálogo nacional como exóticas invasoras.
“Es necesaria mucha más información”, no solo a la población en general, sino también a sectores concretos, como pueden ser los viveros, los pescadores o tiendas de mascotas”, ha declarado a EFE Bernardo Zilletti, de la unidad de coordinación del GEIB.
Algunas de estas especies son más conocidas, como el mejillón cebra, presente en Burgos; la tortuga de orejas rojas o galápago de Florida, detectado en provincias como Soria; la avispa asiática, de cuya llegada han alertado apicultores burgaleses; o el visón americano criado para peletería, que amenaza al autóctono europeo.
Sin embargo, otras de las que se habla menos también tienen presencia en la Comunidad: la mimosa plateada o acacia francesa en El Bierzo, el ailanto, la hierba de las Pampas o plumero, la falsa acacia o robinia, el moco de roca, la caña común, la azolla, un tipo de helecho, u otras plantas como la reynoutria.
El GEIB aboga por “compartir la gestión” con todos los implicados en la prevención, control y erradicación de especies invasoras, en vez de centrarse solo en los dos últimos aspectos como sucede en muchos casos por parte de la Administración.
Bernardo Zilletti ha destacado también la necesidad de una mejor vigilancia del medio natural, ya que cuanto antes de detecte una especie invasora, más rápido se puede evitar el problema, cuando el número de efectivos es todavía limitado y cuando ocupan superficies pequeñas.
Este Grupo considera imprescindible que “tanto las administraciones, los sectores implicados y el público en general comprendan el riesgo asociado a las invasiones biológicas y actúen de forma consecuente”.
Estudios europeos evidencian que la introducción de especies foráneas está al alza en Europa, en consonancia con el mayor nivel económico de muchos países europeos.
Otro factor, sobre el que también trabaja este Grupo, es el cambio climático derivado del calentamiento global del planeta, ya que puede dar ventaja a unas especies invasoras o por contra hacer desaparecer a otras.
El nuevo catálogo incluye varias especies objeto de aprovechamiento piscícola en la Comunidad, como varios tipos de cangrejo, que la Junta de Castilla y León ya ha confirmado que se seguirán pescando, al permitirlo la normativa estatal por haber sido introducidas antes de la ley de 2007 sobre Patrimonio Natural y Biodiversidad.
La caza y la pesca se consideran herramientas para evitar que estas especies se dispersen y las comunidades autónomas tienen que elaborar una cartografía con las áreas donde están presentes.
Sin embargo, el GEIB ha advertido que no se ha aclarado cómo se distinguirán las áreas donde estas especies se introdujeron legalmente de las que fueron ilegales, además de que aún “no consta ningún caso” de control efectivo mediante caza y pesca.
Aunque algunas especies exóticas presenten ahora una distribución muy localizada, su potencial invasor es muy elevado y “la irreversibilidad de muchas invasiones pone en énfasis la importancia de invertir mucho más en la prevención”, destaca el GEIB.
Las especies exóticas invasoras deben ser ordenadas conforme a la prioridad de manejo, considerando la extensión que ocupan, sus impactos, el valor ecológico del ambiente invadido y la dificultad de control, según el Grupo Especialista en Invasiones Biológicas. EFE