Investigadores de la Estación Biológica de Doñana-CSIC, la Universidad de Granada y la Universidad de Illinois (EEUU) han descubierto que los ácaros que viven en las plumas de las aves son animales nocturnos y funcionan como “aspiradoras” que limpian el plumaje, especialmente, el de las zonas de vuelo.
La investigación, según ha comunicado la EBD-CSIC, ha revelado que estos animales “se mueven, alimentan, y ponen huevos durante la noche mientras el ave duerme”, estimando que anualmente “limpian del orden de 80.000 metros cuadrados de suciedad (hongos, bacterias y otras partículas) de las plumas de los paseriformes europeos”.
[box type=”shadow” ]Este estudio refuerza la creencia de la ciencia actual de que estos ácaros no son perjudiciales para las aves, es decir, no son parásitos, sino que podrían ser incluso beneficiosos porque se alimentan de hongos y bacterias que degradan las plumas.[/box]
Fotografías de las plumas de las alas y la cola
Para estudiar la actividad nocturna de estos ácaros fotografiaron las plumas de las alas y la cola de dos currucas capirotadas cada tres horas desde el anochecer hasta el amanecer del día siguiente y observaron que su número aumentaba hasta la medianoche y después disminuía hasta el amanecer.
Además, los ácaros cambiaban su distribución espacial, agrupándose por especies y edades en distintas plumas y zonas de las plumas.
“Fue especialmente sorprendente y esperable ver que los ácaros se movían hacia la punta de las plumas de vuelo. Sorprendente porque es un sitio donde nunca los habíamos visto antes durante el día. Y esperable porque dichas puntas dejan de ser peligrosas por la noche, cuando el ave duerme”, ha comentado María del Mar Labrador, investigadora predoctoral de la EBD y primera autora del estudio.
Además, los investigadores recolectaron ácaros de una de las alas de dos mirlos y otra curruca capirotada al anochecer, y ácaros del otro ala de los mismos individuos al amanecer del día siguiente, determinando los resultados que al anochecer, la mayoría de no habían comido recientemente, pero al amanecer la mayoría tenían su ventrículo repleto de fragmentos de hongos y otras partículas.
Los investigadores extrapolaron la cantidad de “suciedad” que los ácaros de las plumas pueden estar “limpiando” de la superficie de las plumas de las aves: “Es como el filtro de una aspiradora” dice Roger Jovani, científico de la EBD.
Después de una serie de cálculos estimaron que la suciedad limpiada anualmente de las plumas de las alas para el conjunto de las aves paseriformes europeas asciende a 80.000 metros cuadrados, esto muestra que aunque estos ácaros son organismos microscópicos que comen otros organismos microscópicos, su actividad acumulada tiene consecuencias macroscópicas con potencial para ser relevante para entender el servicio que proporcionan a las aves. EFEverde