Decenas de tractores en Barcelona, durante la marcha agrícola el pasado 7 de febrero formada por un millar de tractores. EFE/Alejandro García

PROTESTAS AGRÍCOLAS

Agricultores y ganaderos que defienden la agenda verde y denuncian la “manipulación” en las protestas: “no iremos ni un paso atrás en la normativa ambiental”

Publicado por: efeverde 14 de febrero, 2024 Madrid

Marta Montojo.- Madrid, 14 feb (EFEverde).- Las tractoradas que se han repetido en varios países europeos se han instalado en España con el nacimiento de lo que han llamado Plataforma 6F, en referencia a la fecha en que comenzaron las movilizaciones masivas del sector primario. El movimiento ya ha convocado cerca de 40 protestas agrícolas repartidas por todo el territorio estatal a lo largo del mes de febrero. Las reivindicaciones son múltiples y, como advirtió recientemente el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea (CE) para el Pacto Verde Europeo, Maros Sefcovic, “es importante no simplificar demasiado la situación porque los problemas del sector agroalimentario son complejos”.

Este sector ha manifestado de manera genérica su malestar y enfado frente al “ninguneo” de las instituciones, la merma de los precios, la consecuente precariedad laboral y el cada vez más difícil relevo generacional. Se quejan, por ejemplo, de tener ingresos cada vez más bajos y costes de producción más altos -sobre todo tras el encarecimiento de los fertilizantes a consecuencia de la guerra en Ucrania-, la competencia que favorecen los tratados de libre comercio, los efectos de la crisis climática, como la sequía o las inundaciones, que destruyen las cosechas, el recorte en los subsidios agrícolas -en el caso alemán, como respuesta a la crisis presupuestaria-, o las políticas europeas que aspiran a reverdecer el modelo de producción de alimentos pero que, según algunas organizaciones agrarias, no vienen acompañadas de los mecanismos a su juicio necesarios para ayudarles a encauzar el cambio.

Mientras una parte del sector ha abanderado la lucha contra la agenda verde europea -e incluso se ha subido al carro del negacionismo, como denuncian muchos grupos de agricultores escandalizados por esta visión-, una consecuencia de la movilización agrícola ha sido la rebaja en la ambición ecológica europea en lo que respecta al campo.

La CE ha aprobado este martes la derogación por un año de algunas de las condiciones “verdes” de la Política Agraria Común (PAC) que los agricultores y ganaderos que reciben ayudas directas deben cumplir (condicionalidad reforzada). Por ejemplo, aplaza un año la obligación de los agricultores de reservar una parte de sus tierras al barbecho, medida con la que se pretendía regenerar los suelos y hacerlos menos dependientes del uso de insumos.

La semana pasada, también al calor de las protestas, la presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen, anunció que suspendía la regulación con la que la UE aspiraba a recortar a la mitad el uso de pesticidas en la agricultura, iniciativa que ya tumbó en noviembre el Europarlamento, cuando los propios impulsores de la ley terminaron votando en contra en Estrasburgo. Los eurodiputados de grupos como Los Verdes o The Left (la izquierda) explicaron entonces que la presión de la agroindustria había modificado el proyecto inicial hasta tal punto que no mejoraba la legislación actual sino que la empeoraba y, por tanto, la ley se había vuelto inaceptable.

Lo verdaderamente importante

Algunos colectivos del sector primario defensores de la agricultura y la ganadería ecológica se han posicionado en contra de la respuesta de Bruselas a las protestas, que consideran “poco o nada acertada” y una “distracción” de las reclamaciones del sector.

Para la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE), la respuesta “nos obliga a desviar la mirada de lo verdaderamente importante; (...) va a lo “fácil”, a lo inmediato, no atiende las verdaderas necesidades desde un prisma de futuro; (...) maquilla la falta de apuesta por apoyar de verdad la tan reclamada, necesaria (y ya manida) transición ecológica”.

“Algunas de las reivindicaciones que están haciendo actualmente las personas del campo son plenamente legítimas, pero se están mezclando con soflamas negacionistas provenientes de una manipulación política que en realidad está pretendiendo que el agronegocio siga como siempre”, señala a EFEverde la presidenta de SEAE, Concha Fabeiro.

“Se está protestando por la entrada de alimentos importados de países con menor regulación sobre la protección de la salud de las personas y del planeta, pero la solución no puede ser seguir envenenándonos todos porque algunos lo hagan”, asevera.

El manifiesto publicado por la Red de Pagesos Ecológicos de Baleares también rechaza esta reacción del equipo de Von der Leyen: “No iremos ni un paso atrás en la normativa ambiental, la transición ecológica ni en el objetivo de reducir en un 50 % la aplicación de fitosanitarios, que pondría en cuestión la salud de las personas y del agroecosistema”.

“Todo lo que sea ir en contra o rebajar los planteamientos de la agenda 2030 es un paso atrás. Lo que estamos viendo en las manifestaciones de estos días es que lo unico que se pide es poder contaminar más, y tendríamos que hacer todo lo contrario”, valora a EFEverde el presidente de la Associació de la Producció Agrària Ecològica de Mallorca, Miquel Coll.

Coll, que casi desde que empezó en el sector se dedicó a la agricultura ecológica, critica también la “manipulación por parte de ciertos grupos ultras, negacionistas climáticos”, que hablan “incluso de chemtrails, de geoingeniería, de cosas esotéricas”.

Encender la chispa

El principal problema, para este agricultor, es que “las producciones valen muy poco dinero”.

“Hay unas rentabilidades muy bajas, y cuando llevas paulatinamente con una actividad que te deja unos márgenes muy pobres y una situación bastante límite, cada gota que se añade al vaso hace que se resienta todo”, abunda.

Sobre todo en un contexto de “sequía acuciante” como la que asfixia ahora a España y “que está afectando a muchos cultivos”, dice, así como a la ganadería extensiva. “Hay un montón de sectores que están sufriendo una crisis permanente de rentabilidad que hace que sea bastante fácil encender la chispa. Muchos agricultores se sienten abandonados y hay partidos que se aprovechan de ello”, lamenta Coll.

También es de esta opinión Laura Martínez, que practica la ganadería regenerativa en la sierra Norte de Madrid. Martínez comparte la necesidad de salir a la calle porque cree que el sector primario está siempre “ninguneado”. Identifica entre los pirncipales problemas las lógicas de la cadena alimentaria, especialmente “cómo la distribución se sigue aprovechando de las circunstancias” para seguir comprando los productos en origen a precios “basura”.

Sin embargo, esta ganadera cree que situar sus demandas en la dirección correcta “está siendo un poco complicado porque se está tergiversando muchísimo la información”.

Denuncia la “manipulación” y la instrumentalización de la protesta por parte de plataformas que representan los intereses de grandes empresas o de partidos políticos “y no los del sector primario”. Colectivos que mandan un mensaje combativo contra las leyes ambientales y la Agenda 2030 que ha derivado en el debilitamiento de las políticas verdes comunitarias, algo que a ella, “ya no como ganadera sino como persona”, le parece “una barbaridad”.

“Los pequeños ganaderos y agricultores no utilizamos cantidades ingentes de pesticidas”, argumenta sobre la decisión de Von der Leyen. Además, Martínez en particular es ganadera de extensivo, puntualiza, de ganadería regenerativa, y ha invertido “un dineral” en un sistema GPS que le permite llevar a cabo su actividad, con la que también contribuye a la prevención de incendios con pastoreo en fajas cortafuegos, subraya.

La Política Agrícola Común (PAC)

Reformar la PAC es una de las exigencias compartidas por muchos pequeños agricultores y ganaderos, pues actualmente –y aunque ha pasado por una reforma reciente que incluye los ecoregímenes– “no premia por producir, sino por tener campo, y por eso pasa que, por ejemplo, los grandes supermercados cobran ingentes cantidades de la PAC por tener hectáreas cuando realmente ellos no son los que están trabajando esas tierras”, precisa Martínez.

“La PAC no está concebida para que los pequeños productores puedan producir y vender su producto a un precio asequible para el consumidor”, se queja. “Se supone que es una política verde, que paga a las explotaciones agrícolas o ganaderas que están ligadas al territorio”, prosigue, “pero hace todo lo contrario porque premia a los olivares intensivos, a los regadíos y a las grandes industrias, y los pequeños productores al final recibimos miseria”.

“El 80 % de las ayudas de la PAC se lo lleva el 20 % de los beneficiarios”, apunta a EFEverde la coordinadora de la Oficina Técnica de la Coalición Por Otra PAC, Amaya Sánchez. Desde este colectivo creen que aún hay margen de mejora para hacer que la PAC garantice “una renta y unas condiciones sociolaborales justas para las personas que producen alimentos sanos y sostenibles”, y que favorezca a las pequeñas explotaciones familiares frente a las macroproducciones.

Sánchez resalta la importancia de esta política, que absorbe un tercio del presupuesto del conjunto de la UE y “tiene un gran impacto territorial, económico y en las decisiones del día a día de los agricultores y las ganaderas”.

“Muchas de las demandas que ahora mismo está poniendo encima de la mesa el sector agrario son compartidas por las entidades de la coalición y forman parte de nuestros posicionamientos”, sostiene Sánchez, pero se desmarca de las reivindicaciones contra la regulación ambiental.

“No es posible producir alimentos dando la espalda a la naturaleza, no puede haber agricultura sin suelos sanos y fértiles. No puede haber agricultura sin polinizadores. La agricultura, especialmente en este país, no puede tener futuro si no nos adaptamos al cambio climático, si no hacemos una gestión del agua respetando los límites de los ecosistemas”, arguye.

Los objetivos del Pacto Verde Europeo, para Sánchez, “están vivos y son necesarios”, y menciona por ejemplo la meta de la estrategia alimentaria europea que busca tener en 2030 un 25 % de la superficie agraria útil dedicada a la producción ecológica, así como reducir el desperdicio alimentario o el uso de plaguicidas.

Una bala de paja en un campo de cereal recién cosechado. EFE/David Aguilar/ARCHIVO

Facilitar la transición en el sector primario

En otra posición está la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que considera que, aunque la regulación ambiental en el campo es necesaria, “las cosas se pueden hacer mejor de lo que se están haciendo”, valoran desde este colectivo.

“Estamos convencidos de que el cambio climático es uno de los principales retos, si no el mayor, al que debe hacer frente el campo, la agricultura y la ganadería. Estamos de acuerdo en que hay que hacer una acción de adaptación muy fuerte al cambio climático y también de mitigación”, alega a EFE un portavoz de la agrupación, que celebra la decisión de Von der Leyen sobre los pesticidas.

“Creemos que la solución no es que desaparezcan las medidas ambientales, ni mucho menos”, matiza, pero recalca que hacen falta más mecanismos para ayudar a los agricultores a adaptarse a esas restricciones, pues “no puedes producir en verde si estás en números rojos”. EFEverdfe

mmt/al

 


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