EFEverde.- Facilitar instalaciones seguras de acceso al agua potable y saneamiento para 5.000 familias de la Amazonía Peruana antes de 2018 es el objetivo del proyecto “Agua segura para todos” impulsado por la Fundación Aquae y Unicef que acaba de cumplir su primer año de vida.
El plan, desarrollado con el apoyo del gobierno de Lima, busca mejorar la calidad de vida de 15 comunidades rurales de las regiones de Ucayali, Amazonas y Loreto facilitando la disponibilidad de agua segura, edificando retretes en altura para evitar inundaciones, construyendo puntos de lavado para la gestión de aguas grises -las que resultan de su empleo en el hogar- e incrementando la formación local en cuestiones de higiene.
Esta mejora permitirá “cambiar la vida de los niños” que integran casi el 16 % de la población peruana y el 78 % de los cuales vive en hogares pobres, ha explicado hoy la responsable de programas de Unicef, Blanca Carazo, durante la presentación de los trabajos del primer año de esta iniciativa que ya ha dotado por primera vez de retretes a medio centenar de familias y cerca de un millar de niños.
Las letrinas incluyen un sistema de captación de agua de lluvia y una instalación de lavadero para promover el lavado de manos y cuentan con un doble depósito que permite transformar los deshechos en compost utilizable para el cultivo.
Proyectos integrados en el contexto
La importancia del plan radica en el hecho de que puede servir como modelo para cambiar la situación de “2.400 millones de personas que hay en este momento en el mundo sin acceso al saneamiento y cuyo desarrollo avanza muy despacio” con los problemas derivados de la defecación al aire libre, aclara Carazo.
Entre los riesgos provocados por esta situación figuran “las picaduras de insectos o las mordeduras de animales salvajes como serpientes y las violaciones que sufren las niñas”, por lo que las mejoras introducidas permitirán “abrir las puertas a la consecución de otros derechos fundamentales, como la educación y la salud”.
“Agua segura para todos” no es “un proyecto de grandes infraestructuras porque no tenía sentido…, queríamos aplicar medidas de bajo coste, adaptadas al contexto local y con fuerte implicación social” para garantizar “una actuación con impacto que permitiera el cambio” real en las condiciones de vida, ha añadido Carazo.
Transmisión de conocimiento
El presidente de la Fundación Aquae, Ángel Simón, ha defendido el carácter público-privado de este programa para “integrar el desarrollo sostenible y trabajar al servicio de las personas”, pues “en materia de cooperación no tiene sentido ya la pura aportación económica, sino de conocimiento y de cómo hacer las cosas”.
Simón también ha afirmado que la “única manera” de materializar esta idea es de “manera sostenible, a través de la economía circular”.
Rafael Roncagliolo, embajador de Perú en España, ha recordado que la idea de la cooperación internacional para el desarrollo es bastante joven pues “se remonta apenas a los años 60′ del siglo XX y, si bien la aportación de Naciones Unidas ha sido muy importante, también es cierto que ha disminuido en los últimos años“, especialmente por la crisis económica.
Roncagliolo ha indicado que Perú “es una de las zonas que más sufre el cambio climático” y “no deja de ser una paradoja que ahí donde hay más agua, como es el Amazonas, se necesite mayor número de proyectos”.
De hecho, en este país americano sólo el 65 % de la población que vive en zonas rurales tiene acceso al agua potable y un 37 %, a instalaciones de saneamiento mejoradas. EFEverde