EFEverde.- La construcción en Villar de Cañas (Cuenca) del Almacén Temporal Centralizado( ATC) que albergará los residuos radiactivos de alta actividad que se generan en España es en la actualidad el principal reto de la Empresa Nacional de Residuos (ENRESA).
Y ése será también el reto del futuro presidente de la empresa, tras la dimisión hoy del hasta ahora máximo responsable de ENRESA, Francisco Gil-Ortega, quien ha renunciado al cargo por motivos personales.
Pero el futuro presidente se encontrará con una gran parte del recorrido ya hecho, tras el larguísimo proceso político-administrativo que se siguió para la elección del emplazamiento del ATC y el intenso debate político y social que esa elección generó.
Almacén Temporal Centralizado
El Almacén Temporal Centralizado es una estructura que se asemeja a una nave industrial, de aproximadamente 283 metros de largo, 78 metros de ancho y 26 metros de alto.
Se trata de un proyecto que supondrá una inversión que rondará los 1.000 millones de euros y que permitirá la creación de entre 300 y 500 empleos.
ENRESA gestiona desde hace más de veinte años otro almacén de residuos, el de El Cabril, en Córdoba; se trata en este caso de un almacén para los residuos radiactivos de baja y media actividad que se generan en España en centrales nucleares, hospitales, industrias y centros de investigación.
Las diferencias y controversias por la construcción del Almacén Temporal Centralizado de residuos radiactivos de alta actividad ha llegado hasta el Tribunal Supremo, que desestimó el recurso de Ecologistas en Acción contra la ubicación decidida por el Gobierno.
Depósito en seco
El ATC, junto al que se construirá un Centro Tecnológico Asociado, está diseñado para un almacenamiento temporal en seco del combustible nuclear gastado procedente de las nucleares españolas, así como para guardar otros residuos radiactivos resultantes del desmantelamiento de las nucleares del país.
Se trata en cualquier caso de una instalación temporal, ya que la solución internacionalmente más aceptada para gestionar de forma definitiva los residuos radiactivos de alta actividad es el almacén geológico profundo, aunque esta opción no será viable hasta dentro de unos cincuenta años. EFEverde