Autor: Miguel Ortega, coordinador político de OCEAN2012
La acuciante crisis económica debe servir para aprender lecciones en el desarrollo de las nuevas políticas públicas. Cuanto menos dos conceptos son aplicables para la reforma de la política pesquera común (PPC) que debe entrar en vigor a inicios del año 2013: la especulación acaba costando muy caro a la mayoría; y deben usarse de manera eficiente los recursos disponibles cuando se dispone de ellos, y no cuando todo falla.
En España la especulación urbanística del pasado está pasando una factura que tardaremos años en digerir. La liberalización del uso del suelo, una financiación y una valoración del riesgo cuanto menos discutibles y la aplicación durante décadas de políticas públicas de promoción de la compra de vivienda, crearon las condiciones para la gran burbuja especulativa. Algo deberíamos aprender, quién siembra especulación recoge crisis. En el ámbito de la pesca la Comisión Europea quiere imponer como obligatorio un sistema de cuotas individuales transferibles para las embarcaciones superiores a 12 metros y arrastreros, un sistema altamente especulativo. La idea básica de la propuesta es crear de la nada un mercado en el que se regalen derechos de pesca a los pescadores actuales con una validez mínima de 15 años, y a partir de entonces dejar que estos compren, vendan y alquilen los derechos. Si no se tienen derechos se prohíbe pescar. Teniendo en cuenta que no existe una planificación a largo plazo sobre la cantidad total que se podrá pescar en el futuro para la mayoría de los stocks, que esta planificación nunca será exacta para periodos tan largos -pues el ecosistema marino es complejo por naturaleza-; y que el proceso de aprendizaje constante en el sistema pesquero impide asegurar que no se cambiarán significativamente las condiciones legislativas en las cuales se pescará dentro de por ejemplo diez años,_ poder estimar el valor futuro de los derechos comprados y vendidos es simplemente imposible. ¿Cómo se van a repercutir el coste de la compra de derechos si no sabes su valor futuro? ¿Qué pasará si nos hemos endeudado para comprar el derecho a pescar y se cierra la pesquería? ¿Nos encontraremos con un activo tóxico como hoy tienen los bancos en forma de vivienda?. El mercado que se propone crear no es previsible, es un mercado intrínsecamente especulativo y por ello nadie sabe responder a las preguntas anteriores. Nuestro gobierno, escaldado como está de los mercados especulativos, debería oponerse a esta imposición. Para los pescadores, a diferencia de los bancos, no habrá dinero para rescatarlos con fondos públicos el día que llegue la crisis.
En cuanto a la necesidad de utilizar de manera eficiente los recursos disponibles, la lección la hemos aprendido también a pedradas en España: líneas de AVE construidas sin pensar en términos de eficiencia que han sido posteriormente abandonadas; cincuenta y dos aeropuertos (más que Alemania o Francia), varios de ellos en cierre,_ No se trata únicamente de consumir los recursos legalmente (que también), sino de obtener el máximo rendimiento de ellos. Algo de ello debería quedar en nuestras mentes en relación a la PPC.
Puerto de Palamós, autor Miguel Ortega
La Comisión Europea propone optimizar el uso de las pesquerías a partir del año 2015. Se trata de conseguir obtener el máximo de pescado de una manera sostenible en el tiempo (un objetivo llamado Rendimiento Máximo Sostenible-RMS). No es suficiente con asegurar que los stocks no colapsen, o que los podamos extraer a niveles mínimos, hemos de conseguir el rendimiento máximo de ellos antes de que sea demasiado tarde. Nuestro gobierno no debería mostrarse remolón ante la medida. Es cierto que para conseguir acercarnos lo más rápido posible al RMS a corto plazo en muchos casos deberemos reducir de manera importante la cantidad pescada para permitir recuperarse al ecosistema, y que para muchos de ellos no podremos volver a pescar a los niveles actuales; pero el premio será una flota optimizada al máximo a la capacidad de los recursos marinos, menos dependiente de las ayudas públicas y que permita una dependencia exterior menor en nuestro suministro pesquero. España debería estar apoyando este “big push”: medidas de choque durante unos pocos años acompañados de financiación europea y aceptación de los objetivos de RMS en plazos cuanto más breves mejor.
Resumiendo, podemos obtener cuanto menos dos aprendizajes de la crisis económica: no establezcas las bases donde pueda florecer la especulación y optimiza el uso de los recursos disponibles antes de que sea demasiado tarde. Las consecuencia de obviarlos han sido durísimas, ojalá el aprendizaje nos sirva esta vez para diseñar una mejor política pesquera común.
Sobre el autor:
Miguel Ortega es coordinador político de OCEAN2012