Según estimaciones del sector, la mitad del total de capturas mundiales de peces hoy día se lleva a cabo con pesca de arrastre, aunque está considerada como la técnica pesquera menos selectiva que existe y también como la más perjudicial para los fondos marinos. La UE aprobó recientemente el llamado Reglamento de Aguas Profundas que prohíbe la pesca de arrastre en aguas europeas a profundidades mayores de 800 metros y en ecosistemas vulnerables por debajo de los 400 metros. Esta decisión no ha estado exenta de polémica: ha sido celebrada por ecologistas pero denostada por el sector pesquero.