Cada turista genera 14 kilos de CO2 cada día que pasa en Menorca por la energía que consume, según el primer estudio sobre el consumo energético de esta isla que han llevado a cabo investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
El estudio, que ha concluido que la energía solar podría satisfacer el 100 % de la demanda de los núcleos turísticos residenciales de Menorca, propone fomentar el transporte público y de acceso al archipiélago por mar e incrementar las tiendas cerca de los núcleos, entre otras medidas para reducir el impacto ambiental.
La investigación la han realizado científicos del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la UAB, que han cuantificado por primera vez los flujos energéticos y las consecuencias ambientales relacionadas con el turismo de masas en Menorca aplicando herramientas sociales, geográficas y ambientales.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista “Energy Policy“, ha analizado los diez núcleos turísticos más representativos de la isla, en los que ha estudiado las tendencias en el consumo energético de diferentes patrones urbanos y la influencia de los hábitos turísticos, que concentran la necesidad energética en los periodos estivales.
Según ha informado la UAB, el estudio constata que esta necesidad obliga a sobredimensionar las infraestructuras de suministro.
Los investigadores destacan que en el turismo en islas, el transporte tiene un papel relevante y por eso han analizado el “metabolismo energético“, que incluye la movilidad externa (el trayecto desde el lugar de residencia hasta el núcleo turístico); la movilidad interna (los trayectos dentro de la isla durante la estancia); y el consumo durante la estancia en los alojamientos turísticos.
Los investigadores han combinado diferentes herramientas para cuantificar los flujos energéticos.
Cuestionario a 754 turistas
A partir de un cuestionario realizado a 754 turistas (entre julio y agosto de 2010 y 2011), el estudio ha recogido datos para calcular la movilidad externa e interna: el perfil turístico (origen, medio de transporte, duración de la estancia), el tipo de alojamiento y las características de la movilidad interna.
Otra encuesta a los gestores de los alojamientos turísticos ha permitido recoger el consumo energético en los establecimientos turísticos y todo ello lo han cuantificado en emisiones de CO2.
Por último, una cartografía realizada con sistemas de información geográfica (SIG) ha permitido calcular la potencial producción de energía eléctrica con sistemas fotovoltaicos.
Con toda esta metodología, los investigadores han concluido que, de media, un turista consume 4.756 MJ (megajulios) de energía, asociados a unas emisiones de 277 kilos de CO2 por una estancia media de veinte días.
El “metabolismo energético” depende del perfil del turista (origen, uso de transporte, duración de la estancia) y del tipo de núcleo turístico (morfología, disponibilidad de servicios).
Según el tipo de núcleo turístico, este valor varía de los 4.000 MJ en núcleos mixtos (entre residenciales y hoteleros) hasta 6.000 MJ en núcleos exclusivamente residenciales.
El estudio constata que el 77 % del consumo energético y las emisiones de CO2 son debidas al desplazamiento hasta la isla.
Los investigadores han observado que el consumo energético en los alojamientos turísticos podría ser 100 % de origen renovable con el aprovechamiento de sus cubiertas con paneles solares.
Según el estudio, financiado por el Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM) y el Instituto Menorquín de Estudios (IME), los núcleos residenciales podrían ser autosuficientes todo el año, mientras los núcleos hoteleros y mixtos lo serían a lo largo de entre 7 y 10 meses.
Además de aprovechar la energía fotovoltaica y fomentar la eficiencia energética de los edificios, el estudio aconseja promocionar el transporte público en la movilidad interna mejorando la red de comunicaciones e incrementar el número de tiendas de servicios cerca de los núcleos turísticos para reducir desplazamientos; así como fomentar el transporte marítimo para llegar al archipiélago. EFEVerde