Campanarios de Azaba

Vista general de Campanarios de Azaba. EFE/Carlos García

PORTUGAL ESPAÑA

Campanarios de Azaba, donde se unen el montado luso y la dehesa española

Publicado por: generico 13 de diciembre, 2017 Nave de Haver (Portugal)

La Reserva Biológica “Campanarios de Azaba”, con 1.100 hectáreas de territorios de España y Portugal, se ha convertido en el último decenio en el ejemplo más singular de biodiversidad sostenible del denominado montado luso, conocido en España como la dehesa.

En una entrevista con EFE, Carlos Sánchez, presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre, entidad que gestiona dicha Reserva Biológica, analiza la pérdida de biodiversidad que puede tener este hábitat único en el mundo, amenazado por la sobreexplotación, aunque también por el abandono poblacional.

“En el equilibrio está el éxito”, asegura Sánchez, que reconoce que, desde la entrada en vigor de la Política Agrícola Común de la UE “la dehesa se exprime más, ya que los pastos se aprovechan más”.

Reserva transfronteriza

Sin embargo, en la parte del interior portugués y en la zona de la frontera, el éxodo poblacional ha provocado un abandono del medio rural y con ello un abandono de las dehesas o montados, por lo que se produce el fenómeno de “matorralización”, es decir, la maleza se apodera del medio y se pierde biodiversidad.

Campanarios de Azaba
Fotografía de ciervos ibéricos en Campanarios de Azaba. EFE/Carlos García

Para Sánchez, uno de los principales problemas de los siete millones de hectáreas de dehesa en la península ibérica es la falta de rejuvenecimiento del arbolado, por lo que son “muy importantes” las políticas locales para su regeneración.

En estos diez años, la Reserva Biológica Campanarios de Azaba, con 600 hectáreas en los pueblos españoles de Espeja y La Alamedilla -ambos en la provincia de Salamanca- y 500 en la zona lusa de Nave de Haver (limítrofe con Salamanca), ha desarrollado diversos proyectos para fomentar la biodiversidad en la dehesa, avalados y financiados por la Unión Europea (UE).

Una de las claves para favorecer la biodiversidad ha sido la reintroducción de herbívoros en peligro de extinción como el caballo de las retuertas -proveniente del Parque Nacional de Doñana- la vaca sayaguesa de la provincia de Zamora, el conejo ibérico o el ciervo.

Además, sus buenas prácticas han propiciado que esta zona lusoespañola haya sido catalogada como la “primera reserva entomológica de España”, ya que está considerada como uno de los enclaves más favorables a la conservación de insectos.

Uno de los programas más relevantes ejecutados por Naturaleza y Hombre para favorecer la biodiversidad de la dehesa ha sido el proyecto “Life Club de Fincas”, que ha posibilitado instaurar buenas prácticas en las dehesas y montados de Portugal y España.

“Se trata de una iniciativa que concluirá en los próximos meses desarrollada sobre 10.000 hectáreas de ambos países para introducir las buenas prácticas, tales como podas, regeneración, manejos sostenibles o educación ambiental”.

Las actuaciones se han centrado en las zonas lusas del Valle del Côa y de la Sierra de Malcata, y en las comarcas españolas de Azaba, Gata y Monfragüe.

Detección de incendios forestales

Carlos Sánchez también avanzó que en materia de cooperación esta Reserva Biológica transfronteriza va a albergar a partir de 2018 un proyecto piloto con financiación europea para la detección precoz de los incendios forestales.

Se trata del proyecto “Bio-Frontera”, que aplicará métodos de alertas de incendios o, incluso, cámaras de vigilancia, apoyadas por una unidad de intervención rápida ante posibles fuegos a ambos lados de la frontera.

Según Sánchez, la sequía extrema, que supone “un duro golpe” para la biodiversidad y el modelo de reforestación basado en el monocultivo de especies como pino o eucalipto, junto con la falta de mantenimiento a causa de la despoblación, han provocado que proliferen los “pavorosos” incendios forestales.

Ante este escenario, para el presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre son “necesarios nuevos modelos de gestión”.

Sánchez considera “prioritaria” la restauración de las zonas incendiadas pero apuesta además por “una restauración con especies que no sean rentables a corto plazo” e, incluso, se decanta por especies protectoras autóctonas de la dehesa, como el alcornoque o el roble.

A su juicio, un modelo ideal para restaurar zonas incendiadas sería el del mosaico, basado en la plantación de especies productivas y protectoras (de los fuegos) alternadas con pastos.

Y para favorecer aún más el entorno de la dehesa, “un hábitat único en el mundo” que solo existe en la península ibérica, Carlos Sánchez aboga por mayores políticas proteccionistas del entorno avaladas desde la UE. Efeverde

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