Imagen de uso editorial cedida por la editorial Anaya Touring del especialista en la grabación del sonido de la naturaleza y el paisaje sonoro Carlos de Hita.
Madrid.- “Cada paisaje tiene su banda sonora”, ha asegurado en entrevista con EFE el especialista en la grabación del sonido de la naturaleza y el paisaje sonoro, Carlos de Hita, quien acaba de publicar “Sonidos del Mundo. Viajar de oídas”, un libro que se puede leer y escuchar, en una recopilación de sonidos de lugares, de hábitos de las personas o de la naturaleza en diferentes lugares.
“Sonidos del mundo. Viajar de oídas”
Las grabaciones son relatos cortos que “describen con sonido” lo que el autor relata con palabras y que son una “recopilación de grabaciones y experiencias” recogidas en los diversos viajes que ha realizado De Hita (1959) por en sus recorridos por África, América, Asia y Europa y se pueden escuchar a través de los códigos QR que contiene cada capítulo.
Después de hacer dos libros sobre la naturaleza en España, “era momento de hacer uno sobre el resto del mundo”, de ahí el título “Sonidos del Mundo. Viajar de oídas” (Anaya Touring), ha explicado, porque la idea es “describir los paisajes, las situaciones, las acciones a través de cómo suenan, apelar a la imagen sonora no a la imagen visual”.
Imagen de la portada del libro del especialista en la grabación del sonido de la naturaleza y el paisaje sonoro Carlos de Hita, cedida por Anaya Touring.
“Es un resumen de algunos momentos que he escuchado viajando por diferentes lugares”, tampoco es un audio libro, sostiene, porque “si hablo del bosque se escuchan los sonidos del bosque, si hablo de la selva se escucha la selva”, el libro apela a la “imagen sonora no a la visual, porque estamos acostumbrados totalmente a las imágenes y muchas veces no caemos en la importancia del sonido”.
“Mi trabajo es demostrar que por medio de la escucha atenta del paisaje sonoro, también se pueden describir los lugares, las situaciones, es como contar lo mismo que contamos con imágenes pero desde otro punto de vista, de manera que quien va de oídas, quien escucha los paisajes tiene una percepción distinta de ese paisaje y ve o entiende cosas que la vista no le enseña”.
En la selva el oído “te lo cuenta todo”
Porque, por ejemplo, dice, de noche en la selva “la vista no es nada, pero el oído te lo cuenta todo”, de ahí “la importancia en poner el acento en las cosas por cómo suenan, no por cómo las vemos, y por tanto cómo las interpretamos”.
De Hita reafirma que “los paisajes sonoros se han empobrecido y eso significa que la naturaleza está en crisis”, algo que ha ido verificando a lo largo de los más de treinta años que lleva grabando sonidos, porque “el paisaje sonoro, los sonidos del paisaje son el relato de lo que está sucediendo, son la medida de la biodiversidad, un lugar con muchas voces, es muy biodiverso”.
Pero, por la misma razón, “un paisaje sonoro empobrecido es el relato de la crisis”, asegura, porque “la primera víctima de una crisis es el sonido, la primera señal de alarma te la da el paisaje sonoro, cuando aparece un ruido, cuando entra una especie nueva o cuando desaparece una voz”.
La crisis de la naturaleza reflejada por la falta de sonidos
“La percepción por medio del sonido coincide exactamente con lo que dicen los conteos hetero científicos, que dicen que en la naturaleza faltan más de la mitad de las voces en los últimos 30-40 años. Eso se escucha, ese vacío se oye, se percibe”, asevera.
De Hita explica que en la Tierra se hablan alrededor de 7.900 lenguas distintas, que son casi tantas como las voces de las aves, que son 10.000 y pico, y, cada día, cuando muere una persona mayor en la Amazonía o en el Himalaya desaparece una lengua”.
Imagen de uso editorial cedida por la editorial Anaya Touring del especialista en la grabación del sonido de la naturaleza y el paisaje sonoro Carlos de Hita.
“El empobrecimiento de la biodiversidad humana es paralelo al de la biodiversidad natural, son dos diversidades que van hacia el declive juntas”, dice y explica que le interesa escuchar “las bandas sonoras de cada lugar, porque cada paisaje tiene su banda sonora, porque lo que te cuenta el sonido no te lo cuenta la vista, el sonido tiene una virtud, que es inmersivo”.
A diferencia del sonido, “el ruido está presente de prácticamente en todos los rincones, llega a todas partes y es algo que todo lo mancha, lo uniformiza todo”, dice y añade que “los animales en zonas muy ruidosas se ven obligados a hablar más alto, a cantar más durante más horas, se dedican más tiempo a comunicar para hacerse oís por encima del ruido”.
Precisamente sobre el tremor del volcán de Tajogaite, en Cumbre Vieja, La Palma (Canarias), dice en el libro, “en ninguna otra situación la geografía se expresa con más contundencia”.
Doñana, “secar un humedal”
De Hita explica que ya se encuentra escribiendo un nuevo libro y ocupado en un rodaje de dos años para un documental sobre Doñana, que precisamente ocupa el capítulo “Secar un humedal” en “Sonidos del Mundo. Viajar de oídas”, porque la situación de sequía está provocando una crisis y la modificación del paisaje.
Cuenta que en el último mes de febrero al amanecer en la marisma ha grabado “aves esteparias, cuando tenían que haber aves acuáticas”.
El paisaje sonoro es una denuncia, es un relato de lo que sucede y si lo que sucede es una crisis, el paisaje sonoro te cuenta la crisis”, asevera. EFEverde
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