Efeverde.- El investigador Ramón y Cajal de la Universidad de Lérida Antoni Margalida ha publicado esta semana una carta en la revista Nature en la que advierte del aumento de las colisiones entre aves y aviones, y urge a que se investigue este problema, siempre con criterios científicos.
Margalida, asesor del programa de conservación del quebrantahuesos en Andalucía, ha declarado a Efe que sólo entre 2006 y 2015 se han documentado más de 20 colisiones de buitres y otras grandes rapaces alrededor del aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas.
Según los datos recopilados por este experto, en la primera mitad de este año se han producido otras 3 colisiones con avionetas.
Ha recordado que España alberga el 95 % de la población europea de aves carroñeras (buitres leonado y negro, alimoche y quebrantahuesos) y que la primera de estas especies, la más abundante, suma unas 26.000 parejas.
Estas aves aportan importantes beneficios ya que eliminan cadáveres que podrían constituir focos de infección y enfermedades, por lo que son “verdaderos aliados de los ganaderos”, según Margalida.
Éxodo
La prohibición de dejar cadáveres de animales abandonados en el campo, impuesta en 2001 tras el brote de encefalopatía espongiforme bovina (enfermedad de las vacas locas), alteró el comportamiento de estas aves, que con mayor frecuencia empezaron a alimentarse en basureros, a salir de sus áreas de campeo habituales y a interaccionar con ganado vivo.
Margalida ha considerado urgente que las administraciones y los científicos unan esfuerzos para estudiar, “con bases científicas”, estos cambios en la ecología del movimiento de los buitres para afrontar problema mediante “un mejor conocimiento del uso del espacio” por parte de estas aves.
Además, solicita una adecuada gestión de la distribución espacial de la comida y la evaluación de la eficacia de sistemas de alerta que detecten grandes aves planeadoras en los corredores aéreos por debajo de 1.200 metros.
Este problema no es exclusivo de los buitres, ya que se ha detectado también en otras aves de gran envergadura, como cigüeñas o gaviotas y no se suele tener en cuenta a la hora de implantar nuevas infraestructuras, en especial aeropuertos, que obvian la existencia en su entorno de zonas de cría o de dispersión de aves. Efeverde