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© Universidad Politécnica de Cartagena

CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA

Las máquinas barredoras sopladoras aumentan la contaminación y arrastran restos fecales

Publicado por: Redacción EFEverde 17 de febrero, 2020 Cartagena

Las máquinas barredoras sopladoras que limpian a diario las calles aumentan entre un 60 % y un 70 % respectivamente el nivel de partículas en suspensión contaminantes PM 2,5 y PM 10 -de menos de esos micrometros de diámetro- y arrastran restos fecales animales, compuestos cancerígenos y polen.

Así lo destaca una investigación de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) publicada en la revista científica Calidad del Aire, Atmósfera y Salud, editada en inglés en Suiza.

[box type=”shadow” ]El estudio fue realizado durante 104 días en la calle Jiménez de la Espada de la ciudad portuaria murciana y muestra el “peligro” para la salud que suponen las partículas que generan estas maquinas.[/box]

Pueden entrar a las vías respiratorias, afectar al funcionamiento de los pulmones y al proceso digestivo de los alimentos, comida que además se ve afectada también si está expuesta para su venta al exterior.

La onda de polvo que levantan pueden durar entre dos y cuatro minutos, lo que puede afectar a los bronquiolos y al intercambio de gases en los pulmones.

Según uno de los investigadores, José María Moreno, “un minuto antes de que pasen ya se aprecia el incremento de partículas en suspensión y no se vuelve a la normalidad hasta dos minutos después de su paso”.

[box type=”shadow” ]El polvo que las máquinas remueven a velocidades de hasta 200 kilómetros por hora incluye compuestos cancerígenos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos generados por la combustión de los vehículos.[/box]

Moreno considera “una insensatez levantar el polvo del suelo, que debería aspirarse directamente”.

En el articulo, que firman también la exalumna Raquel Revuelta y investigadores de la UPCT Isabel Costa, Daniel Bañón y Belén Elvira, destacan también la contaminación acústica de las máquinas y la de gases por su combustible.

“Las zonas de bajas emisiones que las ciudades de más de 50.000 habitantes están obligadas a instaurar deberían comenzar con la prohibición del uso de estos aparatos”, sostiene Moreno, quien destaca que son “sus trabajadores quienes están más expuestos a sus nocivos efectos”.

“Están continuamente dentro de la onda de polvo y rara vez utilizan mascarillas adecuadas para evitar inhalar las partículas contaminantes”, concluye. EFEverde

Redacción EFEverde

Un equipo de periodistas especializados en periodismo e información ambiental de la Agencia EFE.