Nuestro país no negocia independientemente en las cumbres del clima lo hace en el marco de la Unión Europea y en base a unas posturas previamente acordadas, pero si tiene un papel importante -y casi siempre negativo- en la definición de dichas posiciones de negociación.
España es uno de los países europeos más afectados por el cambio climático y está especialmente dotado tecnológica y meteorológicamente para las renovables, por lo que debería abanderar la lucha por acelerar su implantación en todo el planeta, no solo por criterios climáticos, sino también económicos. Una de las maneras de hacerlo sería predicando con el ejemplo, algo que a la vista de la reforma energética que el Gobierno acaba de aprobar queda claro que no sucede pero… y sin el ejemplo ¿predica España en favor de frenar el cambio climático en la UE? La respuesta es no:
España no apoya el establecimiento de un “paquete de medidas climático-energéticas a 2030 que incluya el triple objetivo (reducción de emisiones, generación mediante renovables y eficiencia energética). En su lugar, se decanta por un sólo objetivo de reducción de emisiones que, además, es manifiestamente insuficiente: el 40% basado en los niveles de 1990.
España no ha sido capaz de acordar una posición a favor de la adopción de medidas de urgencia para revitalizar el Sistema Europeo de Comercio de Emisiones (ETS, según siglas en inglés). La falta de coordinación de las posiciones de los ministros Soria y Cañete han sido tan públicas en el plano europeo como la incapacidad de Mariano Rajoy de “poner paz” y adoptar una posición de país. Por suerte, la reforma urgente se adoptó la semana pasada, veremos lo que sucede a partir de ahora cuando empiece el debate sobre la reforma en profundidad del ETS.
España sigue sin apoyar la introducción de salvaguardas en la regulación de los biocombustibles que permitan garantizar que los mismos no han repercutido en la reducción de las tierras destinadas a cultivos alimentarios o a la deforestación y, ahí si, predicando con el ejemplo ha introducido una excepción a la aplicación de las salvaguardas que ya están en vigor para nuestro país.
España ha negociado de la mano de Alemania la regulación de los límites de emisiones de los coches, apoyando medidas claramente insuficientes para el clima, pero que tampoco favorecen a la industria española. Las compañías que operan en nuestro país están, en general, especializada en flotas de menor capacidad y potencia que emiten menos que los coches que fabrican las compañías alemanas y que, por lo tanto, podrían haber ganado en competitividad en un marco regulatorio más estricto.
Todo lo anterior combinado con una política interna que subvenciona a los combustibles fósiles, promueve el fracking y las perforaciones petrolíferas en aguas profundas, penaliza las energías renovables y el autoconsumo y sigue sin abordar la reconversión del sector del carbón. Increíble, sobretodo teniendo en cuenta que según el informe de Greenpeace Energía 3.0, la implantación de un sistema energético eficiente, inteligente y 100% renovable en España generaría empleo y un ahorro promedio de 200.000 millones de euros anuales.
Para saber mas: Demandas de Greenpeace para la cumbre de Varsovia: http://www.greenpeace.org/international/en/campaigns/climate-change/negotiations/COP19-Warsaw/
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