Tras el paso de la borrasca Filomena, la cuenca del Tajo ha alcanzado un registro histórico de volumen de agua en forma de nieve de cerca de 245 hectómetros cúbicos (hm3), según datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Tajo.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha informado de que el SAIH del Tajo trabaja en la evaluación de recursos hídricos a través del modelo hidrológico “Aster”, con mediciones efectuadas a través de nivómetros.
Estos aparatos permiten cuantificar el espesor y la profundidad de las capas de nieve o granizo y, con ellos, se calcula la cantidad de agua precipitada en forma de nieve, al tiempo que aportan datos fundamentales para mantener los niveles de resguardo de las presas para tener capacidad de laminación y evitar riadas e inundaciones cuando se producen deshielos.
Incremento histórico
Los datos recogidos suponen un registro 54 veces superior al volumen almacenado el año pasado por estas fechas (4,5 hm3) y 5,5 veces más que el promedio de los últimos 15 años (38 hm3), ha informado la Confederación Hidrográfica en nota de prensa.
El sistema que ha experimentado un incremento mayor ha sido el de la cabecera del Tajo, en la que el volumen almacenado en la cuenca de aportación del embalse de Buendía ha aumentado sus reservas 71 hm3 para situarse en 104 hm3, mientras que el Alto Tajo en Entrepeñas ha aumentado 38 hm3 para alcanzar los 62 hm3, lo que eleva la reserva nivel del sistema de cabecera a 166 hm3.
Asimismo, otro sistema con un fuerte aumento de las reservas de nieve ha sido el del Jarama, donde las reservas en el río Lozoya en la presa del Atazar han alcanzado los 37 hm3, lo que supone un incremento de 22 hm3 respecto del volumen de agua almacenado en forma de nieve la semana pasada.
También en el sistema del Henares, el Sorbe en Beleña ha incrementado las reservas de nieve 5 hm3 para situarse en 10 hm3.
Estos aparatos permiten cuantificar el espesor y la profundidad de las capas de nieve o granizo y, con ellos, se calcula la cantidad de agua precipitada en forma de nieve, al tiempo que aportan datos fundamentales para mantener los niveles de resguardo de las presas para tener capacidad de laminación y evitar riadas e inundaciones cuando se producen deshielos. EFEverde
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