EFEverde.- La cueva del Castañar, situada en Castañar de Ibor (Cáceres) contiene formaciones de espeleotemas datadas hasta en 450.000 años, según ha explicado a Efe la doctora Ana María Alonso Zarza, catedrática del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Esta cavidad, descubierta accidentalmente por un agricultor en 1969, es de carácter kárstico y se estima que su formación data de finales del Precámbrico, por lo que se trata de una de las más antiguas conocidas en España.
Dispone de un desarrollo laberíntico de más de 1.000 metros entre rocas cuya composición alterna las dolomías y las pizarras, aunque su principal atractivo reside en la diversidad de espeleotemas o depósitos minerales secundarios que pueden admirarse tanto en los techos y suelos como en las paredes de sus galerías y salas: desde estalactitas y estalagmitas a coladas, agujas, columnas y otros tipos de cristalizaciones.
“En estos momentos estamos determinando la biología de la cueva, sus condiciones medioambientales y cómo funcionan sus minerales para ayudar a conservar la vida de la gruta”, ha explicado Alonso, quien advierte de que “la cueva esta viva” debido a su peculiar morfología y a una amplia variedad de minerales que no son estables y pueden evolucionar a corto plazo.
El agua es uno de los factores fundamentales de este verdadero “bosque de minerales“, la encargada de modelar las distintas formas que se pueden encontrar en la grutas, salas, galerías y lago del interior, donde la temperatura media es de 17 grados y el porcentaje de humedad alcanza el 95 %.
El estudio de la cueva del Castañar ya ha permitido el descubrimiento de un nuevo modelo de formación de dolomita, ha confirmado Alonso, quien recuerda que “existen muchos estudios sobre cambio climático que se están basando en el análisis de la variaciones de los espeleotemas”.
Entre los objetivos de los científicos que trabajan en esta cavidad, figura el establecimiento de un régimen público de visitas adecuado para la conservación de sus formaciones presentes, así como el mantenimiento de las condiciones ambientales predominantes en ella, ya que un incidente turístico en 2008 generó un proceso de colonización por hongos.
En la actualidad, las visitas son reducidas y controladas, exclusivamente durante los fines de semana entre los meses de mayo y septiembre.
Declarada Monumento Natural por la Junta de Extremadura en el año 1997 para ayudar a la preservación de sus importantes valores científicos y estéticos, para esta experta se trata de “la cueva más bonita del mundo” gracias a la coloración de sus paredes debido a los óxidos de hierro y de manganeso que tiñen las composiciones de aragonita y calcita, además de a la abundante existencia de minerales cristalinos y transparentes. EFE