CALAMAR GIGANTE

El incierto futuro del calamar gigante

Publicado por: Redacción EFEverde 3 de octubre, 2013

Las cámaras frigoríficas del Museo Marítimo del Cantábrico de Santander albergan un nuevo inquilino, un calamar gigante de más de ocho metros y 170 kilos que permanece allí a la espera de que se decida si termina exhibiéndose al público o si se convierte en un gran recipiente de datos al servicio de la ciencia.

Este ejemplar de calamar gigante apareció el pasado martes en la playa de Pechón (Cantabria), para asombro de quienes entonces disfrutaban de los últimos coletazos del verano en ese paraje.

 

Para los trabajadores y la dirección del Museo Marítimo del Cantábrico (MMC) la llegada de criaturas marinas que aparecen varadas sin vida en la costa no es una sorpresa.

 

Es a estas instalaciones, que gozan de una vista privilegiada de la Bahía de Santander, donde a menudo son trasladados los animales muertos para su estudio.

 

Sin embargo, el último animal transportado hasta este Museo ha llamado la atención de los biólogos y, por añadidura, ha sumergido a su director, Gerardo García-Castrillo, en una catarata de llamadas de los medios de comunicación.

 

La causante es una hembra de calamar gigante (Architeuthis dux), que apareció en la playa sin muestras de bocados ni golpes, y de la que, hasta este momento, no se conoce a ciencia cierta el motivo de la muerte.

 

Sus ‘restos’ reposan ahora en las cámaras del MMC, a una temperatura de -20 grados centígrados, óptima para garantizar su adecuada conservación.

 

No es el único morador de esta especie en el Museo, que ya tiene otros dos ejemplares juveniles y de mucho menor tamaño. Actualmente no están a la vista del público, si bien uno de ellos volverá a exponerse en breve.

 

“Determinadas especies tiene problemas de conservación, y la exposición es un estrés que se le ocasiona a la pieza, que se deteriora”, explica a Efe García-Castrillo, que añade que, para paliar ese problema, el Museo deja reposar esos ejemplares un tiempo “como si entraran en la UVI”.

 

La Consejería de Cultura del Gobierno cántabro deberá pronunciarse sobre qué se va a hacer con el nuevo calamar, sin perder de vista cuestiones como el coste que puede suponer garantizar su conservación y adaptar las instalaciones para albergar en el Museo una pieza de semejante tamaño.

 

“Una cosa es la técnica y otra la economía”, resume su director, que incide en que, para el MMC, el contar con este gran calamar supondría también “una responsabilidad enorme” por su valor patrimonial.

 

Si el calamar gigante al final no se expone, la alternativa sería trasladarlo a un centro de investigación para ser estudiado, pero “nunca se destruiría”, dice García-Castrillo.

 

Y ello, aunque en los dos meses que va a estar en el MMC mientras se decide su futuro, ya se habrá recopilado el grueso de la información de interés científico. “Prácticamente el cien por cien de la información se la vamos a exprimir en estos meses”, abunda García-Castrillo.

 

El tiempo que podría llevar al equipo del Museo Marítimo tener preparado este ejemplar si finalmente se expone es casi una incógnita.

 

“En un calamar pequeñito, de 20 centímetros, puede tardarse un par de días. Aquí hay que pensar que son diez veces más de peso y volumen, y que hay que hacer una urna diez veces más grande”, destaca el director del MMC.

 

Si pasara a aumentar la exposición del MMC, este calamar sería la tercera pieza de mayor tamaño, por detrás del mítico esqueleto del rorcual común (la ballena) y de un cachalote, que se pueden contemplar suspendidos en el aire en el vestíbulo. EFE

 

 

 

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Redacción EFEverde

Un equipo de periodistas especializados en periodismo e información ambiental de la Agencia EFE.