El primer servicio dirigido a la lucha contra incendios forestales en España nació hace ahora 60 años, una senda que arrancó con pocos medios y que sigue marcada en general por políticas volcadas en la extinción.
Según se ha puesto hoy de manifiesto en unas jornadas del Colegio de Ingenieros de Montes, en Madrid, con motivo del aniversario, los tres ejes clásicos para combatir los incendios son la prevención; la extinción y los efectos y restauración del territorio afectado.
Sin embargo, igual que ocurre en otros países vecinos, las prioridades políticas se han centrado más en la extinción, en detrimento de la gestión del territorio y de los aspectos socio-económicos.
Según la investigadora Carmen Hernando, del Laboratorio del Fuego del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), se necesitan políticas a largo plazo para poder actuar sobre las causas estructurales del fuego.
El régimen de incendios ha sufrido importantes modificaciones
En las últimas décadas, ha dicho, se han producido importantes modificaciones del régimen de incendios por los efectos del cambio climático; los cambios socio-económicos (abandono de tierras y declive de la economía forestal) y el interfaz urbano-forestal (las viviendas se han adentrado cada vez más en el monte).

El ingeniero Ricardo Vélez, un histórico en la lucha contra el fuego, vinculado desde los 50 a esta área en la Administración central, ha indicado que la preocupación por el fuego no surge en España hasta mediados del siglo XX, ya que antes el fuego era una herramienta habitual en una sociedad eminentemente rural.
Tiempos pasados en los que la defensa de los incendios se dejaba en manos de la población local, ha agregado Vélez, considerado como uno de los grandes impulsores de la investigación en torno al fuego.
En 1955 se crea el primer Servicio de Montes contra los Incendios Forestales en el Ministerio de Agricultura y dos años después se aprueba la segunda ley de montes, que incluye por primera vez un capítulo dedicado a este ámbito (la primera de 1863 no lo mencionaba), y cuyos primeros jefes fueron Emilio Benito, Plácido Virgili y Filiberto Rico.
Pocos medios, pero mucha voluntad
Todos ellos empezaron con “pocos medios, pero con mucha voluntad”, ha recalcado Vélez, que trabajó con los dos últimos.
Casi desde el principio quedó claro que los incendios no son una cuestión exclusiva de extinguirlo “sino de prevenirlo y de trabajar con la gente”, fruto de esta idea surgen en los años 70 campañas de sensibilización. “Es más importante convencer que ir por la parte sancionadora”.
Entre los hitos de los últimos 60 años, el ingeniero de montes ha aludido al desarrollo de las autobombas todoterreno y el empleo de los medios aéreos (años 70).
La primera experiencia con un avión anfibio, un fracaso
La primera experiencia fue con un avión anfibio y resultó un fracaso, porque una de sus hélices se fracturó al chocar contra una madera cuando cargaba agua y hubo que esperar diez días hasta que llegó el repuesto desde Canadá.
En la siguiente década llegaron las unidades helitransportadas, la profesionalización de los equipos y la innovación tecnológica en todos los campos.
La ingeniera de montes Pilar Fraile, de la empresa EIMFOR, ha destacado el cambio en las motivaciones y causas del fuego durante este tiempo: en 1968 el 8 % era intencionado frente al 56 % entre 2001-10, mientras que las negligencias y accidentes suponían el 41 % en 1968, frente al 24 % en dicha horquilla temporal. EFEVERDE
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