Las organizaciones ACNUR y UICN han anunciado hoy que van a construir torres de vigilancia, señalizar rutas de emigración y desplegar equipos de información para proteger de los elefantes a los campamentos de refugiados de rohinyás en Bangladesh, después de que se haya producido una decena de muertos por accidentes con paquidermos.
El campo de refugiados de Kutupalong, inicialmente separado del de Balukhali y hoy ya unido a él por la llegada desde agosto de alrededor de 560.000 miembros de la comunidad musulmana rohinyá que huía de la violencia en Birmania (Myanmar), es una bomba de relojería sanitaria pero también ecológica.
Los campamentos han crecido de forma descontrolada por la llegada de cientos de miles de personas que se han ido asentando en cualquier parte, lo que ha causado el deterioro de un entorno antes poblado de árboles y casi virgen en su biodiversidad.
En la ruta de los elefantes
Además, esa zona se encuentra junto a una de las principales rutas de emigración del elefante asiático en su trayecto desde Birmania a Bangladesh.
Se calcula que apenas quedan 268 ejemplares de elefantes de esta especie, pero según un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), elaborado entre el 31 de enero y el 13 de febrero, 45 de ellos rondan los alrededores de este campo del distrito oriental bangladeshí de Cox’s Bazar.

Los elefantes y la población refugiada
Desde que a finales de agosto comenzó el flujo de rohinyás hacia Bangladesh, al menos diez personas han muerto en incidentes relacionados con paquidermos en este campo.
El último, la semana pasada, cuando un niño de 12 años murió al verse sorprendido por la mañana cuando un elefante ingresó mientras todo el mundo dormía en una zona del campamento, causando heridas a otros cinco y destrozando tiendas a su paso.
Los refugiados consiguieron ahuyentar al elefante, pero en su huida el paquidermo mató a un bangladeshí.
“Los elefantes siempre siguen rutas y corredores tradicionales en su movimiento habitual. Si encuentran cualquier obstáculo en ellos tratan de romperlos”, indicó el IUCN en un informe elaborado entre enero y febrero para determinar la magnitud del problema.
El estudio, que abarcó una zona montañosa de unos 70 kilómetros cuadrados, reveló el movimiento frecuente alrededor del área occidental de Kutupalong-Balukhali, y que los refugiados asentados en las cercanías de esa zona están muy expuestos a sufrir incidentes con los paquidermos.
Proyecto de ACNUR y UICN
El problema no es menor y por ello el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lanzaron hoy de forma conjunta un proyecto con el que pretenden erradicar este tipo de sucesos.
Se establecerán torres de vigilancia en puntos estratégicos, y equipos de respuesta a elefantes vigilarán y darán la alarma cuando uno de ellos entre en una zona poblada.
Las rutas de los paquidermos estarán claramente marcadas para que la gente sepa que zonas evitar y además se harán campañas para concienciar sobre los riesgos.
“Estableceremos 25 equipos con entre 10 y 12 personas cada uno. Vigilarán el movimiento de elefantes e informarán a la gente para que no ataquen a nadie”, dijo a Efe Abdul Motaleb, oficial de programas para la mitigación de conflictos con la Biodiversidad de la UICN.
“Además, estableceremos 56 torres de vigilancia en la parte oeste de campamento. Cada torre tendrá dos hombres, con una luz solar“, añadió, al explicar que si un elefante se acerca ellos tratarán de ahuyentarlo
Haseeb Md. Irfanullah, un portavoz de IUCN indicó a Efe que Acnur financiará el proyecto, que estará operativo inicialmente hasta diciembre.
“Esta colaboración es crucial no solo para asegurar la preservación de los elefantes sino para proteger a los refugiados, muchos de los cuales han perdido trágicamente sus vidas”, dijo en un comunicado el jefe de operaciones de emergencia de Acnur en Cox’s Bazar, Kevin Allen. Efeverde
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