España “ha ido con todo a la Cumbre del Clima de Glasgow, con objetivos ambiciosos, con un marco estratégico integrado de energía y clima, apoyando la posición europea, tomando el liderazgo en el tema de la adaptación, y en temas complejos como la adaptación durante muchos años, ha explicado a EFE la investigadora principal del Programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano, Lara Lázaro.
Lázaro ha viajado a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP26) en Glasgow (Reino Unido) que esta tarde tiene previsto cerrar sus puertas, aunque como en otras reuniones climáticas anteriores y según la rueda de prensa de los representantes, las negociaciones están aún por cerrar.
La experta del Instituto Elcano ha explicado que la posición de Europa está alineada con la Ciencia, que señala que se necesitan “acuerdos ambiciosos” porque, de lo contrario, no llegamos y las peores consecuencias son para los más vulnerables.
Todos los países tienen voz y posibilidad de parar las negociaciones, porque están representados los 191 países firmantes del Acuerdo de París, según Lázaro, aunque algunos países tienen más impacto que otros, sobre todo relacionados con las emisiones de efecto invernadero (GEI), como China y Estados Unidos, primero y segundo emisores, que este miércoles han acordado volver a negociar en temas de cambio climático.
Lo que pase con estos países “nos atañe más que lo que pase con países de dimensiones reducidas en el marco de las negociaciones”, donde además hay grupos de países que se coordinan como los más vulnerables, los del Grupo G-77 más China, o el de negociadores africanos, no hay ausencias y solo un país con peso significativo.
China y Estados Unidos marcan las negociaciones de forma significativa, pero países como Brasil históricamente con relación a los mercados de carbono ha sido uno de los que más dificultades ha puesto para tener unas reglas robustas de negociación en cuanto a los mecanismos de mercado, que son los herederos de los mecanismos de desarrollo limpio y los mecanismos de aplicación conjunta del Protocolo de Kioto, predecesor del Acuerdo de París.
Pero según la rueda de prensa de hoy, los desacuerdos siguen abiertos. Los países más vulnerables demandan más ambición climática, aumentar la financiación para adaptación y mitigación de los impactos del cambio climático, integrar a los pueblos indígenas y sus saberes ancestrales y soluciones basadas en la naturaleza.
El acuerdo no parece cercano por las intervenciones de los representantes de diferentes países desarrollados y menos desarrollados, y, como en anteriores cumbres, las brechas están en en el artículo 6 del Acuerdo de París y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), los combustibles fósiles y la financiación.
El artículo 6 es “uno de los elementos técnicos que no están cerrados al igual que los “common time frame” de las contribuciones determinadas nacionales (NDC, por sus siglas en inglés), ni tampoco cada cuánto tiempo se revisarán los NDC, cinco o diez años”.
Es un problema en particular para la Unión Europea porque la postura de los países miembros de la UE es redactar unas “reglas robustas” para la contabilidad y la reducción de emisiones (GEI) de “forma acelerada y creciente” que clarifiquen lo que es Kioto y lo que es París, porque la integridad climática de este último instrumento “está en peligro”.
“Falta ambición, financiación, con los NDC en la mesa no está segura la limitación de la temperatura hasta los dos grados y haciendo esfuerzos para llegar al 1.5, en definitiva, que los textos y acuerdos están aún sin cerrar”, según Lázaro.
El director general de Forética, Germán Granda, ha explicado a EFE que la coalición de empresas a la que representan en alianza con otras corporaciones de todo el mundo, han presentado en Glasgow la propuesta “corporate determinate contributions” (CDC, por sus siglas en inglés), un equivalente a las contribuciones nacionales determinadas (NDC) de los países pero para las empresas.
Es un manifiesto que pretende ser abierto y regulado para los “stakeholders” con el objetivo de lograr “la recuperación climática”, reducir emisiones e informar de forma transparente los objetivos de cada participante y así evitar el “greenwashing” o ecolimpieza.
Es una propuesta que el clúster de 200 empresas en España pretende tenga objetivos claros, con una producción circular para aprovechar todo el proceso de producción industrial, porque cada sector “tiene una serie de retos de avance”, aunque otras “por sus procesos químicos tienen componentes distintos”.
“El sector financiero se ha asociado a la descarbonización”, pero también el sector de los transportes, y la movilidad, así como el de la alimentación, ha explicado Granda.
Asegura que “ha habido un cambio de mentalidad”, ya no se trata solo de compensar las emisiones, ahora es cuestión de no emitir, o capturar lo que se emite, en definitiva, buscar ser positivo neto, “algo que es para nota”. EFE