Madrid, 2 jun (EFEverde).- 64 millones de aves se han perdido desde 1996 en España según el balance del programa de ciencia ciudadana SAcre, coordinado por SEO/BirdLife, que cumple este año su vigésimo aniversario.
Con datos recogidos por 1.000 voluntarios en más de 18.000 jornadas de campo, los técnicos de SEO/BirdLife concluyen que 39 de las especies analizadas se hallan en declive y cuatro de ellas -la codorniz común, el sisón común, el acaudón real y el escribano cerrillo- ha registrado una continuada caída de población, por lo que se les podría catalogar como especies en peligro.
Pero en esta situación se encuentran también los gorriones y las golondrinas, pájaros de barrio y ligados al campo de cultivo, es decir, “ligados desde siempre a la actividad humana”, según el informe.
El programa Sacre constata “la preocupante pérdida de ejemplares de una parte importante de la avifauna”, especialmente de especies vinculadas a los medios agrarios y urbanos.
El análisis hecho en los últimos veinte años reflejan, por ejemplo, que las poblaciones de golondrina común han caído más de un 44 %, es decir, 13 millones de aves, la del vencejo común en 11 millones de ejemplares y la perdiz roja en casi cuatro millones de ejemplares.
Pero la situación es especialmente “alarmante para las especies con una bajada del 50 %, como el sisón común (71,73 %), la codorniz común (61,63 %), el alcaudón real (56,65 %) y el escribano cerrillo (50,46 %), situación que podría llevar a ser declaradas “En peligro” en la próxima revisión del Libro Rojo de Especies Amenazadas.
La pérdida de población de estas aves está “especialmente concentrada en el medio rural” y se debe a la intensificación de la actividad agraria con la eliminación de las lindes, la generalización de los monocultivos, o la extensión en la utilización de numerosos productos químicos, según explica SEO/BirdLife en un comunicado.
El coordinador de Seguimiento de SEO/BirdLife, Juan Carlos del Moral, recuerda que solo hace falta pensar en cuántos saltamontes, grillos, lagartijas, roedores se veían antes en el campo y cuántos se pueden ver ahora.
“Nuestro prados se quedan sin pájaros, sin insectos, sin lagartijas, sin roedores y sin vida. Su paulatina desaparición sugiere un campo cada vez más estéril”, sostiene.
La evolución conjunta de las poblaciones de las 25 especies asociadas a medios agrícolas analizadas por Sacre muestran un 23 % de declive entre 1998 y 2015. Pero no son las únicas que sufren esa merma, las especies en medios urbanos han sufrido un declive del 18 %, especialmente el gorrión común o los vencejos se encuentra en esta situación, asegura Del Moral. EFEverde