Las reservas entomológicas, figura de protección territorial que España ha estrenado este jueves, designan áreas que albergan especies singulares de insectos, endémicas o amenazadas, cuya población es de especial interés para la biodiversidad.
La Asociación española de Entomología (AeE) acordó en 2012 instaurar estos espacios naturales con la colaboración de los propietarios y gestores del terreno, para que se repliquen en todo el territorio ibérico, con el acuerdo de la “Sociedade Portuguesa de Entomologia” (Spen).
La primera reserva española nace ya con carácter trasnacional y se establece en el oeste de la península, en frontera hispano-lusa, a la altura de la provincia de Salamanca (Castilla y León), en la Reserva Biológica Campanarios de Azaba, que además es parte del Campo de Azaba, espacio protegido Red Natura 2000 de la Unión Europea, colindante con la sierra de Malcata, en Portugal, de la misma categoría.
Según la AeE, las reservas entomológicas tienen como objetivo lograr un mayor grado de protección de zonas de estudio e investigación de artrópodos (insectos y arañas) y favorecer la conservación de los hábitats donde vivan especies con algún grado de amenaza.
Se busca, además, preservar áreas con especial riqueza entomológica o que alberguen especies singulares; establecer programas de conservación, recorridos didácticos y rutas ecológicas y desarrollar programas de difusión, docencia y divulgación que sobre los valores de las especies, las comunidades y los hábitats de la reserva.
En las áreas protegidas se limita “cualquier alteración del medio físico o de las comunidades biológicas”, los depósitos o vertidos de cualquier material orgánico o inorgánico y la introducción de fauna y flora exótica.
Además, se promueven actuaciones de conservación, como la instalación de carteles informativos y vallados perimetrales y el seguimiento periódico de las poblaciones y comunidades identificadas y, si son necesarias, medidas de restauración.
La conservación y gestión de las reservas entomológicas es responsabilidad de los propietarios del terreno, asesorados por expertos de la AeE.
En el caso de la nueva reserva, la Fundación Naturaleza y Hombre es la gestora de la zona, en donde desarrolla el proyecto de Life+ “Conservación de la Biodiversidad en el Oeste Ibérico” para mejorar y preservar la biodiversidad de un área que suma los españoles Campo de Azaba y Campo de Argañán y Malcata, en Portugal, todos espacios Red Natura 2000, la mas importante figura de protección ambiental de la Unión Europea.
La Reserva Biológica Campanarios de Azaba, de 522 hectáreas está incluida (1%) en la Zona de Especial Protección Ambiental (ZEPA) Campo de Azaba y es el centro de una gestión integral activa en favor de las especies con mayor eficacia dispersora, entre las que se identifica a los insectos.
Según la Fundación, el objetivo es mejorar la “permeabilidad transversal” y favorecer un espacio de reserva sin aprovechamientos intensivos y no sometido a caza, que actúe como lugar de reproducción, alimentación y refugio de varias especies, y “suministradora” de biodiversidad al resto del espacio Natura 2000.
El presidente de la AeE, Eduardo Galante Patiño, presentó en Salamanca la primera reserva entomológica española, que se compone de dehesas con bosque mediterráneo maduro, cantiles rocosos, pastizales arbolados, cultivos extensivos, ecosistemas fluviales y sierras de media montaña cubiertas de rebollares y zonas de matorral. EFEverde