El artista noruego Martin Andersen, ha explicado hoy en una conferencia a estudiantes de diseño del Centro Universitario de Diseño de Barcelona (BAU) cómo permitió a los habitantes de un pueblo de Noruega, Rjukan, ver la luz solar durante los meses de invierno gracias a espejos.
En una conferencia impulsada por el Fomento de las Artes y del Diseño (FAD), el artista ha explicado su proyecto ‘Solpeil’ o ‘El sol Espejo sobre Rjukan’ y ha explicado “cómo sacar provecho de las condiciones naturales gracias al ingenio y a la creatividad”.
Durante seis meses al año, la pequeña aldea de Rjukan, de donde es vecino Andersen, está cubierta de sombra debido a que se encuentra en medio de un profundo valle, por lo que sus habitantes se veían privados de la luz solar.
Espejos gigantes :
Para cambiar esta situación, Andersen desarrolló durante 10 años un sistema basado en tres espejos gigantes controlados por ordenador que siguen al sol y reflejan su luz hacia la plaza del centro de Rjukan, de la que se benefician los 35.000 habitantes del pueblo desde el año 2013.
“Me hizo muy feliz, muchos estaban en contra del proyecto, muchos cuestionaban por qué gastar su dinero en esto”, ha recordado Andersen al hablar de su experiencia en la elaboración del proyecto.
El artista también ha recordado que cuando el sol “salía en la primavera, la gente corría a las colinas a por él, incluso hoy en día la gente viaja desde Dinamarca para poder ver la luz del sol del pueblo”.
Andersen también ha puesto contexto a su proyecto explicando que el fundador de la ciudad de Rjukan, Sam Eyde, lanzó la idea en 1913 de un ‘Solspeil’, “él vio la importancia del sol en Rjukan, en el invierno”.
Posteriormente, sucesores de Eyde construyeron una góndola en 1928 para el transporte de habitantes de Rjukan al sol de invierno fuera del valle.
Esta góndola se denomina Krossobanen y sigue funcionando, y es una importante conexión entre la ciudad y las montañas, donde los rayos solares se limitan a los meses de invierno.
La idea fue retomada en 2005 por Martin Andersen, quien puso un heliostato dirigido por ordenador que, colocado en la parte superior de la pared escarpada de la montaña, a 742 metros sobre el nivel del mar y a 450 sobre la plaza del mercado de la ciudad, captura los rayos solares y los dirige hacia el centro de Rjukan.
Movimiento del sol :
Los tres heliostatos constan de tres espejos, cada uno de 17 metros de superficie, dirigidos por ordenador que siguen el movimiento del sol en el horizonte, reflejan sus rayos y los envían a la plaza del mercado, donde se ha instalado una elipse de unos 600 m2, por lo que la luz reflejada tiene entre 80 y 100 % del efecto en comparación con la luz capturada por los espejos.
Respecto a estas especificaciones técnicas de los heliostatos, el artista noruego ha dicho que “no fue muy difícil, técnicamente no lo fue”, y ha explicado que lo difícil fue convencer a los habitantes del proyecto.
Andersen, al referirse a su experiencia, ha dicho haberse sentido “muy feliz” al haber conseguido llevar luz solar al pueblo, y ha declarado que “no lo haría en otros sitios, lo que haría sería poner sombras”, ha bromeado. EFEverde
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