La evolución ha dotado a los reptiles de glándulas foliculares epidérmicas para la comunicación química entre individuos de la misma especie, una estructura que no estaba presente en el ancestro común de este grupo animal.
Así se desprende de una investigación en la que han participado científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), de la Universidad de Lincoln (Reino Unido) y de la Universidad de Antwerp (Bélgica) y que hoy publica la revista del grupo Nature “Scientific Reports”.
Se trata del primer análisis a escala global de la evolución de las glándulas implicadas en la comunicación química entre reptiles, que varían en estructura y posición en función de la especie, indica el MNCN en una nota.
La comunicación química
La comunicación química, basada en la secreción de sustancias de distinta composición que actúan como señales que median las relaciones entre los individuos, es una de las principales formas de comunicación en animales.
Con este trabajo, los investigadores han aportado una base de datos global con información de la presencia y la localización anatómica de estas glándulas que ayudará a diferenciar e identificar especies, subraya la nota.
“A esta base de datos, la más grande publicada hasta la fecha, podrán acudir científicos de todo el mundo para consultar el número y la localización de estas glándulas en las casi 8.000 especies que incluye”, ha explicado el investigador del MNCN Roberto García Roa.
Por su parte, Daniel Pincheira, científico de la Universidad de Lincoln, ha señalado que “con este estudio vimos que la presencia y localización de estas glándulas varía drásticamente en los diferentes grupos del orden Squamata”.
Así, “aparecen por ejemplo en el grupo de las lagartijas ibéricas, donde su presencia se da en el 97 por ciento de las especies, mientras que a un nivel más global sólo el 13,66 por ciento del total de las especies poseen estas estructuras”, ha explicado.
La evolución y los reptiles
Se han recopilado datos sobre la presencia, el número y la localización de las glándulas en alrededor del 80 por ciento de las especies del orden de los reptiles “y con estos datos realizamos análisis evolutivos para ver cómo y cuándo se habrían diversificado”, ha explicado Pilar López (MNCN).
Entre los resultados obtenidos, destaca que el ancestro de este orden carecía de las glándulas, por lo que su aparición fue posterior, quizá en respuesta a la necesidad de una vía alternativa de comunicación, ha señalado García-Roa.
“Además, vimos que en el grupo Iguania, donde se encuentran animales como los camaleones y las iguanas, la presencia de estas glándulas es más abundante de lo que se creía, por lo que las interacciones comunicativas en este grupo podrían ser más importantes de lo que se creía”, ha añadido.