Redacción Medioambiente.- La cooperación climática internacional afronta un problema de confianza que ha encallado las negociaciones de Bonn en torno a diversos puntos relacionados con la agenda de la COP28, con una división entre países ricos y en desarrollo que ha tensado las disputas por la financiación y los compromisos de reducción de emisiones.
Así lo han asegurado diversos especialistas y miembros de las delegaciones en una rueda de prensa ofrecida este jueves en Bonn, horas antes del cierre del encuentro que cada año acoge esta ciudad alemana para reunir a los organismos subsidiarios de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático.
Se trata de los equipos técnicos que preparan en junio de cada año las decisiones que se adoptarán meses después en la cumbre del clima, que en 2023 tendrá lugar en Dubai (Emiratos Árabes Unidos).
La cumbre concluye este jueves con una agenda que deja fuera el Programa de Trabajo de Mitigación, algo que los pequeños estados insulares y la Unión Europea -entre otros- intentaron, sin éxito, prevenir, a fin de que los intercambios de los debates que ha acogido Bonn estas dos semanas quedaran reconocidos oficialmente.
El miércoles se decidió que los avances en torno a este programa, un mecanismo que aspira a guiar la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de todos los países, no serán incluidos en la agenda formal pero sí quedarán plasmados en un resumen no oficial.
Según el especialista en cambio climático Alden Meyer, analista del think tank E3G, el clima de tensión que se ha sentido en Bonn se debe en parte a una falta de confianza, así como a una carencia de líderes climáticos que incrementen la ambición y "tiendan puentes", y ha lamentado que el presidente de la COP28, Ahmed Al Jaber, no haya cumplido esa función.
“La presidencia tiene que aportar una visión y fijar unas expectativas sobre lo que se va a conseguir en la COP que preside, pero también tiene que ser un intermediario neutral; generar confianza entre los países y llevar a cabo las negociaciones políticas con los ministros que producen el texto final que se adopte en la COP".
"Es un papel muy desafiante", ha dicho Meyer, "que tradicionalmente se asume en la conferencia de Bonn", pero que este año no se ha ejercido como tal; si bien ha celebrado que Al Jaber hiciera una mención en su discurso a la “inevitabilidad de la reducción progresiva de los combustibles fósiles”.
Sin embargo, los combustibles fósiles fueron los grandes ausentes en la serie de diálogos globales que componen el Programa de Trabajo de Mitigación, según el experto en diplomacia climática de E3G, Tom Evans, quien aduce que esos debates en Bonn se han centrado en cuestiones como las energías renovables, la eficiencia energética y las redes eléctricas.
“Todo ello formaba parte de la conversación sobre cómo acelerar la transición energética justa, pero de lo que no se habló en los diálogos globales fue de los combustibles fósiles y obviamente es una cuestión que está en el centro de algunos de los debates sobre lo que la COP28 debería conseguir”, ha apuntado Evans.
Los especialistas han reconocido el “momento crítico” en el que se encuentra el debate en torno a la justicia climática internacional, la adaptación de los países en desarrollo -donde uno de los puntos más controvertidos fue el objetivo global de adaptación, incluido en la agenda- y el acceso a las ayudas para responder a los impactos climáticos mediante mecanismos de “pérdidas y daños” como el nuevo fondo o la Red de Santiago.
Respecto a esta red, que está a punto de hacerse operativa, los países han discutido dónde se situará la sede, pero han pospuesto finalmente la decisión a la COP28 por falta de acuerdo.
“Necesitamos reconocer que todos estamos en el mismo barco. Es hora de dejar de señalarnos unos a otros y decir que nuestro lado del bote salvavidas se hunde: si se hunde, nos hundimos todos juntos”, ha sentenciado Meyer. EFEverde
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